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Barceló abre la temporada artística de París

El pintor expone esculturas por primera vez junto a cuadros de tempestades y grandes insectos

Un total de 16 cuadros de técnica mixta sobre tela, seis litografías y dos esculturas integran la exposición de Miquel Barceló, inaugurada el sábado en París, en la galería Yvon Lambert, y que permanecerá abierta hasta el 10 de octubre. Con esta su tercera gran muestra de 1990, el pintor, nacido en 1957 en Felanitx (Mallorca), protagonizó el acontecimiento cultural de más impacto del retorno en el epicentro del continente. Un aluvión de visitantes internacionales se dieron cita en Rue Vielle du Temple, 108. El artista expone litografías de toros y plazas y los últimos cuadros de tempestades, terminados en junio.

Los cuadros de tempestades fueron realizados antes de la gran serie veraniega de temas taurinos que se verá en Zúrich. En la exposición también están sus referencias blancas de Nueva York y después de Mali; sus grandes insectos vistos en Madrid este año; sus inéditas meteorologías topográficas, integran el torbellino que llena tres salas de la prestigiosa zona que preside Beaubourg, el gran castillo metálico que levantó Pompidou, el nombre de una calle como un topónimo artístico evidente, allí donde reina el gran legado a Francia de Picasso.En los últimos 16 años, desde 1974 al actual de 1990, Barceló referencia hasta 40 exposiciones individuales; de todas ellas, contando su primera década prácticamente en Mallorca, Cataluña y Madrid, tan sólo 11 muestras han sido vistas en el Estado que firma su pasaporte. Barceló manifestó a este diario que no siente apego a la hispanidad. "España son 50 años de plomo y, directa mente, sin pausa ni evolución, la unión a un supuesto destino europeo. Las consignas europeístas, franquistas, hispanistas -una unidad de destino y así- son muy peligrosas".

Centrándose en sus cuadros, indicó que son el fruto de una visión de satélite y microscopio. Una trayectoria de lo minúsculo hasta lo cósmico, la mezcla de las constelaciones con la vida molecular, desde los primeros planos a la ampliación de la perspectiva tradicional. Diluvios, estaciones de lluvia, naturalezas muertas, cefalópodos, combinaciones fantásticas de un paisaje en el que conviven un incendio, un burro pastando, la verga de un relámpago blanco, una tempestad marina, un gran río, un cangrejo, son, al detalle, algunas de las iconografías que se presentan.

Yvon Lambert recuerda que, alrededor de la naturaleza muerta y de la bestialidad, la iconografía barceloniana de animales, de personas, de símbolos, se recubre ahora de materia y de blanco, los espacios se convierten en inmensos, en lontananza, habitados. El reflejo de la naturaleza es un ciclón, y los grumos de materia se traducen en puntos cartográficos y en manadas de corderos y burros del desierto.

En la exposición hay dos referencias a la escenografía de la ópera Retablo de Maese Pedro, de Manuel de Falla, que Barceló realizó para la ópera Cómica de París, estrenada en el mes de febrero y que se verá en Madrid y Cádiz el próximo año, así como en Estados Unidos y, posiblemente, en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.

Pep Subirós, consejero delegado de la Olimpiada Cultural de Barcelona, viajó a París para concretar algunos eventos paralelos a la cita olímpica. Carmina Virgili, directora del Colegio de España de París, catedrática de Geología, responsable ministerial que en 1987 tomó las riendas del veterano y venerable centro cultural cerrado por el franquismo en 1968, conocía la obra y el paisaje primero de Barceló. El sábado reconoció al creador, y con él reflexionó sobre los puntos africanos y del litoral mediterráneo que emergen desde el fondo de las telas. Calamar con cebolla y Eyaculación negra son dos títulos que traducen la pasión marinera y por las naturalezas post mortem que el internacional pintor mantiene.

El descubrimiento del Barceló escultor, "cuadros con patas", recuerda su trabajo paralelo o, casi siempre desde el suelo, pegado a la tierra con África presente siempre. En París dicen que Miquel Barceló es un pintor de tradición española que, al igual que los pintores de ¡conos, para la permanencia de su mitología, busca la invención de su mundo.

Seguidores

Claude Picasso, experto familiar en las verdades geniales y en el descubrimiento de equívocos disfrazados en dólares, reconocía, nuevamente, la obra de su amigo el pintor a quien gusta definirse como un catalán de ultramar, amante de Llull o el fraile convertido al islamismo, el escritor Turmeda. José María Cano se reveló como un seguidor de la pintura vanguardista. Bruno Bischofberger coordinó proyectos museísticos y eventos anticipados para dentro de cuatro años.Miquel Servera, director de la Fundación Miró de Mallorca, y Soledad Lorenzo, la galerista española de Barceló, entre los cientos de visitantes e interesados que giraron en torno del pintor y su obra, descubrían apasionados los nuevos puntos y apartes de un artista de la diáspora española que triunfa en la Francia que prepara el nuevo milenario, glorifica a De Gaulle y levanta pirámides y arcos capitales.

Tras la inauguración de la exposición de Barceló, una fiesta de Las mil y una noches organizada por Lambert y montada en la casa del diseñador de acontecimientos culturales tales como el centenario de la Torre Eiffel, Olivier Massard.

Fue una lluvia de pétalos blancos, con música oriental, películas de la época de Sherezade. Alrededor de Barceló, dos fiestas en una, con Broto, Soledad Lorenzo y Cecile, modistos encabezados por Paco Rabane y modelos de la lista de las top.

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