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GUERRA EN EL GOLFO

Tensión interna en Turquía por el bloqueo a Irak

GEORGINA HIGUERAS, ENVIADA ESPECIAL, Tres mil toneladas de carne y otras 6.000 de alimentos destinados a Irak se pudren en el puerto de Mersín, al sur de Turquía. Los estibadores sacaron la carga a principios de la semana pasada de dos barcos, uno de bandera marroquí y otro de bandera danesa. Los alimentos fueron a sumarse a electrodomésticos, ropa y enseres diversos que ya habían sido bloqueados por Ankara. La aplicación del embargo está creando fuertes perjuicios económicos y una gran conmoción interna.

Los camiones que trasladan mensualmente desde Mersín a Irak entre 60.000 y 100.000 toneladas están parados. El cumplimiento del embargo decretado por la ONU contra el vecino país ha levantado ampollas dentro de la misma Administración turca, que se encuentra dividida entre rígidos y menos rígidos en la aplicación de la sanción. Así, para la subsecretaría encargada del comercio exterior, los alimentos y las medicinas en general eran "productos humanitarios" y, por tanto, exportables a Irak.Cuando el pasado día 9 el Ministerio de Exteriores se enteró de la manga ancha de esa subsecretaría prohibió toda exportación, desde leche para niños hasta medicinas, si bien estas últimas pueden entrar con un permiso especial. "Aplicar el embargo no ha sido tan fácil como cerrar los oleoductos", señala un diplomático turco.

El malestar es evidente en los pueblos más afectados por las sanciones contra Irak, el tercer socio comercial de Turquía y al que se destinaba un 7,5% del total de las exportaciones. Además del comercio bilateral son miles los turcos que viven del transporte de mercancías desde los puer tos turcos a Irak. Durante la pasada semana sólo cruzaron la frontera tres camiones cargados de medicinas y equipamiento mé dico que tenían un permiso especial. La mayor constructora de Turquía, la Enka Construction and Industry Company, ha recibido un buen golpe. La construcción de la presa Bejme, en el río Zab al Kabir, cercana a la fronte ra entre los dos países, puede quedarse a medias. El proyecto emplea a 2.500 turcos que han iniciado la vuelta a casa.

Vuelta a casa

Alrededor de 4.000 turcos trabajaban en Irak cuando estalló el conflicto. Otros 2.500 lo hacían en Kuwait. De ellos, varios cientos han regresado. El resto prefirió quedarse unos días hasta ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. Tal vez muchos no saben que desde el viernes pasado son también rehenes de un régimen acorralado que ha cerrado sus fronteras.

Ankara y Bagdad, ya antes de la crisis del Golfo, no tenían unas relaciones buenas. El agua de los ríos Tigris y Éufrates ha sido un continuo punto de fricción. En los últimos días, el aumento de la tensión es palpable. El embajador turco en Bagdad ha sido llamado áos veces por el Ministerio de Exteriores iraquí para recibir quejas sobre violaciones del es pacio aéreo por la aviación turca Sadam Husein ha colocado varias divisiones al otro lado de la frontera, y el presidente Turgut Ozal ha puesto en estado de máxima alerta a su Ejército y desmiente los rumores todavía más evidentes de que una escuadrilla de aviones invisibles norteamericanos Stealth se encuentra en la base de Incirlik.

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El Gobierno trata de templar los ánimos en el sureste de Turquía, donde se teme un ataque masivo de la aviación iraquí contra la superpresa que se está construyendo en el río Éufrates. Esta presa, cuya construcción debe acabar a finales de este mes, será la cuarta en volumen de almacenamiento de aguas del mundo. El proyecto ha sido criticado por Siria e Irak, que temen que Ankara pueda utilizar la presa como un arma contra ambos países, que no podrían resistir el corte del flujo del Éufrates.

La oposición señala que la "postura tan pronorteamericana" de Ozal ha erosionado la poca confianza existente entre los Gobiernos de Ankara y Bagdad, por lo que este último puede tratar de impedir que Turquía cierre las compuertas de la presa de Atatürk como otro método más de presión. El Éufrates fluye primero hacia Siria y luego hacia Irak. Desde que Turquía comenzó, a primeros de año, a llenar esta enorme piscina que debe producir 8.900 millones de kilovatios hora de electricidad en 1991, las aguas del Éufrates han sufrido un evidente descenso.

La presa de Kralkizi, que se está construyendo en el Tigris, que fluye directamente desde Turquía a Irak, no ofrece amenazas de momento, ya que aún le falta un mínimo de 18 meses para empezar a almacenar agua.

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