La soledad de Sadam Husein
Sadam Husein se ha quedado solo. Su ambición implacable le ha traicionado. El mundo árabe, que con tal destreza supo manejar para su propa gloria personal, le ha vuelto la espalda. El número uno iraquí ha cometido la torpeza imperdonable de burlarse de quienes le defendían ante la comunidad internacional.Con la condena del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, y la decisión del rey Husein de Jordania de no reconocer al Gobierno impuesto por Irak en Kuwait, este hombre de 53 años empren día sin camello la travesía del desierto. "Nunca volveremos a creer a Sadam. Lo mejor que podía sucederle al mundo árabe es que lo maten". Quien así hablaba no era un israelí ni un kurdo, sino un funcionario egipcio que expresaba su opinión a condición de no ser identificado. "Prometió a' Mubarak que no invadiría y horas después su Ejército avanzaba por Kuwait. Una nación árabe no puede devorar a otra", añadía el funcionario.
Aunque todos conocían el apetito voraz de poder de Sadam Husein, unos por miedo y otros por Que no lo supieron valorar, se han visto sorprendidos por la invasión de Kuwait. Hasta entonces, buena parte del mundo árabe respetaba a un caudillo que parecía dispuesto a satisfacer su ansia territorial en luchas contra persas (iraníes) o judíos.
"Ha convertido a los iraquíes en hordas de fanáticos que le protegen aún a costa de su vida", resaltaba el funcionario egipcio, que no creía que hubiese muchas posibilidades de que un golpe de Estado interno acábase con el régimen. El bloqueo económico contra Irak de toda la comunidad internacional pretende precisamente provocar la inestabilidad del régimen y desatar un descontento popular que facilite la caída de Sadam Husein.
Ciertos jefes del ejército se han apartado ya desde hace tiempo de su jefe máximo. Algunos, como el ex ministro de Defensa Kairalá, murieron en extraños accidentes. Fuentes del exilio (en el interior la crítica está severamente perseguida) han denunciado últimamente numerosas detenciones de oficiales.
Cirugía israelí
En 1981, en una de esas perfectas operaciones secretas del Mosad (el servicio secreto israelí), le destruyeron la central nuclear que había ordenado construir. "¿Ven como teníamos razón?", asegura ahora un Gobierno de Isaac Shamir envalentonado y deseoso de que la comunidad internacional emprenda contra su más fiero enemigo una dura acción no sólo económica, sino también militar.
Occidente tomó al presidente iraquí como aliado ante el fanatismo de Jomeini, pero a los dos años de ayudar a Husein a poner fin a esa guerra, prepara una fuerza multinacional para frenarle. Meses atrás, el envío ante un pelotón de fusilamiento de un periodista británico de origen irani, Farzad Bazoft, fue el primer fogonazo de la lucha contra el mundo que emprendía este zorro del desierto que ha perdido el norte de tanta soledad.
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