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Veteranos del 'folk' y del rock desafían al mercado con nuevas músicas

Antiguos cantautores trabajan en pequeños estudios, al margen de los canales comerciales

Mientras los grupos punteros de pop y rock hacen el agosto, otros músicos se encierran en pequeños talleres para elaborar, tranquila y pausadamente, estilos alternativos. Es música al margen de los canales comerciales, con grandes dosis de riesgo creativo y de búsqueda de nuevos sonidos. Algunos de estos artistas, veteranos del folk, cantautores, intérpretes de música clásica, graban sus discos de manera casi artesanal, pero nadie parece interesado en distribuirlos ni situarlos en el mercado. Son los últimos románticos de la música que están al margen de modas y etiquetas.

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Artistas caleidoscópicos

NACHO SAENZ DE TEJADA, El taller musical de Juan Alberto Arteche tiene un lema: Música sin fin. El de Luis Delgado, otro complementario: Música sin prisas. En ambos trabajan músicos que no tienen lugar en los canales comerciales y que luchan por dar a conocer unos trabajos heterodoxos, artesanos y realizados en libertad, sin la presión que ejercen las casas discográficas para obtener una rentabilidad inmediata del producto.Arteche ha trabajado con artistas de flamenco (Carmen Linares, Gerardo Núñez), de poesía fonética (Flatus Vocis), de música clásica (Tomás Garrido) y de otras músicas inclasificables (Clónicos, Zyklus, Finis Africae, Dino del Monte y Depósito Dental). Actualmente prepara un disco de bansouri y flautas chinas con Javier Paixariño y otro de violonchelo con Luis Lozano.

Por su parte, Delgado ha grabado a cantautores (Javier Bergia), artistas de inspiración oriental (Luis Paniagua) e instrumentistas indefinibles (Miguel Herrero, Enrique Mateu de Villavicencio, Luis Lozano, Macías y Mecánica Popular). En proceso de grabación, un disco de acordeón con Cuco Pérez.

Las dos últimas producciones del taller Música sinfín han representado cinco meses de intenso trabajo y ninguna casa discográfica parece dispuesta a comprar y distribuir la música vanguardista de Clónicos y Zyklus. "Es música que se moja el culo", dice Juan Alberto Arteche, "que lucha por decir algo y no puede porque no tiene opción de ser conocida".

Definir la música de Clónicos y Zyklus no es fácil. Frases como "la nueva improvisación", "libre expresión sonora" y "experiencia multiestilística", son las que aceptan los componentes de estos grupos, casi con la misma unanimidad con la que reniegan de las etiquetas.

"Hace mucho tiempo que hemos optado por hacer la música que sentimos", dice Matthews, "y entonces, tiempo y dinero se redefine. Intentamos que todo sea un reto y desarrollar nuestro propio proceso creativo. Y esto absorbe una vida". "Es el único sentido de estos talleres musicales", afirma Juan Alberto Arteche; "experimentar con nuevos conceptos rnusicales".

Utopía

Con sus cintas bajo el brazo, el problema de Clónicos y Zyklus es conseguir que su música interese a alguien. "A veces pienso que perseguimos una utopía", dice Pelayo Fernández Arrizabalaga, de Clónicos. "Me gustaría que otros pudieran disfrutar de lo que algunos hacemos en España con el mismo interés con que se siguen experiencias similares que nos llegan desde fuera". "En nuestra época hay tantos estilos diferentes que es imposible crear algo nuevo", dice Wade Matthews, "aunque a veces alguien sintetiza problemas, da un salto y sube un nuevo peldaño. Es el reflejo de la variedad y del conflicto que existe entre las tendencias".

La imposibilidad de publicar su música no es el único problema con el que se enfrentan algunos de los artistas que trabajan en estos talleres. "Tampoco tenemos infraestructura para trabajar en directo", dice Pedro López, de Zyklus. "Los clubes de jazz no nos aceptan y los circuitos del pop tienen sus propias estrellas". Este año, Clónicos sólo han actuado dos veces, "y gracias a Free Art, la única oficina de representantes que tiene mentalidad abierta", según Breuss. Pelayo Fernández también menciona a Esplendor Geométrico como la única discográfica que lleva una política coherente con músicas de vanguardia, y Juan Alberto Arteche elogia la política valiente de Mario Pacheco, director de Nuevos Medios.

Luis Delgado no parece tener tantos problemas. Su empresa, El Cometa de Madrid, tiene la distri bución asegurada. Sus trabajos además de estar en las tiendas, pueden comprarse también por correo y muchos de sus discos se publican en compacto.

Juan Alberto Arteche no bus ea la perfección por la perfección, sino que sus trabajos suenen reales. Defensor del sonido analógico por su calidad, afirma que "buscamos un público con tiempo para escuchar música e interesa do por la investigación sobre el sonido. Si no crees en tus propios sueños, ¿en qué vas a creer?"

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