Entre el albino y el negro
"A la hora de tomar el sol lo primero que hay que tener en cuenta es el tipo de piel", afirma Angel Simón Merchán, jefe de dermatología de Puerta de Hierro. Según este especialista, existe una clasificación de los diferentes tipos de piel en relación a su capacidad de broncearse y de sufrir los efectos perniciosos del sol durante una primera exposición en verano de 30 minutos.
En el primer grupo se encuentran las personas que siempre se queman y nunca se broncean. Aquí se incluyen los albinos, cuyos melanocitos no son capaces de producir melanina, por lo que la piel no llega a colorearse. Al segundo grupo pertenecen quienes casi siempre se queman y casi nunca se broncean, categoría en la que se encuentran los pelirrojos. En el tercero están las personas que se queman a veces y se van pigmentando progresivamente. El cuarto grupo comprende las personas que rara vez se queman y se broncean fácilmente.
La mayoría de los españoles se encuentran en el tercero y cuarto grupo. En el quinto se incluyen los morenos mediterráneos y en el sexto y ultimo las personas de raza negra.
Las personas que deben tomar más precauciones ante la exposición al sol son las de piel, ojos y cabellos claros. Luego también convendría tener más o menos cuidado según la zona del cuerpo expuesta al sol. Las partes en que la piel es más sensible, debido a una menor concentración de melanocitos, son la cara, principalmente la nariz y los pómulos, las nalgas y los senos".
Atención a los niños
En el bronceado integral este especialista aconseja extremar las precauciones sobre los genitales masculinos y sobre el pecho de la mujer, especialmente en torno al área de la areola mamarla y el pezón. El pecho carece de una musculatura propia y su única sujeción es la piel. Si el tejido cutáneo pierde elasticidad por las radiaciones del sol, a largo plazo de producirá la caída de las mamas. Conviene prestar especial atención a los niños, cuya piel es especialmente delicada.
Algunos especialistas aconsejan tomar zanahorias para acelerar el bronceado y proteger la piel. Algunas observaciones mantienen que los betacarotenos que contiene esta hortaliza protegen de las quemaduras. Sin embargo, no hay que abusar de la zanahoria, porque puede conducir a un exceso de vitamina A y provocar lesiones en el hígado, la piel, el pelo y las uñas.
"Las cremas bronceadoras cumplen una importante función protectora", dice Emilio Suárez, dermatólogo de la clínica Puerta de Hierro. "Es fundamental que tengan filtro solar u factor de protección. Cuanto más blanca sea, mayor debe ser el factor de protección". Los españoles han incrementado notablemente el uso de este tipo de protectores. Este especialista destaca igualmente la importancia de las cremas hidratantes para después del sol, ya que "tratan de impedir que la piel pierda agua o le ayudan a restablecer parte de la ya perdida".
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