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Los grupos políticos discrepan al valorar el 'Pacto cultural' Semprún-Guitart

El pacto cultural suscrito la pasada semana en Barcelona por el ministro Jorge Semprún, y el consejero Joan Guitart ha sido acogido de forma favorable, en la mayoría de los casos, y con cierta reserva, en otros, por los principales partidos, de¡ arco parlamentario catalán. Sólo Esquerra Republicana (ERC) y opiniones aisladas divulgadas a través del diario Avui por personas próximas a su presidente, el ex consejero de Cultura Max Canher, se han declarado contrarias al acuerdo por considerarlo lesivo para la autonomía catalana. Este diario intentó ponerse en contacto repetidas veces con Cahner y otros representantes de Convergència para conocer su opinión, pero no obtuvo ningún comentario.Jordi Font, responsable de Cultura del PSC, valora de forma "muy positiva" los pactos Guitart-Semprún. Para Font, hay dos aspectos fundamentales en el pacto: "Por un lado, implica un giro importante en la política inversora del Ministerio de Cultura, en el sentido de un reequilibrio entre Madrid y Barcelona. Por otro lado, supone un cambio, o más bien la maduración definitiva de la actitud de la Generalitat en relación con el ministerio".

Diálogo

El presidente del PP en Cataluña, Jorge Fernández Díaz, también calificó de "positivo" el pacto, que acaba, dijo, "con una situación insostenible; la falta de diálogo ha perjudicado a Cataluña". "A partir de ahora", subrayó Fernández Díaz, "se evitarán malentendidos y que el Ministerio de Cultura actúe en Cataluña al margen de la Generalitat".Ignasi Riera, portavoz para temas culturales de Iniciativa per Catalunya (IC) en el Parlament, censuró el pacto "porque se limita a los grandes proyectos de infraestructura cultural y deja al margen la problemática general". Aspectos que Riera considera "muy urgentes" y que no han sido incluidos en el pacto son, entre otros, el reforzamiento de la red de bibliotecas o la restauración y rehabilitación de teatros.

El pacto entre Guitart y Semprún, según fuentes próximas al gobierno catalán, no tendrá consecuencias, al menos a corto plazo, para el futuro de Guitart como consejero, en contra de lo que se insinúa en medios de Convergència críticos a su gestión y como le ocurrió al ahora ex consejero Joan Rigol, impulsor en su día del denominado pacto cultural.

El acuerdo culmina, por una parte, la trayectoria de mutuo acercamiento emprendida por Guitart y Semprún desde el verano de 1988. Ante la Imposibilidad de lograr la desaparición del Ministerio de Cultura, propugnada tradicionalmente por su partido, Convergència Democrática, Guitart, pragmático, optó por el diálogo como instrumento destinado a alcanzar un doble objetivo: incrementar las hasta ahora casi nulas inversiones del Ministerio de Cultura en Cataluña y diluir el protagonismo de la actuación de este organismo estatal en la comunidad autónoma.

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