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La sonda 'Giotto' utilizará el 2 de julio el tirón de la Tierra para dirigirse hacia otro cometa

Cinco años después de su lanzamiento, la sonda Giotto, que en 1986 estudió de cerca el núcleo del cometa Halley, se acercará el 2 de julio a 23.000 kilómetros de la Tierra. Desde el centro de control, en Alemania Occidental, los técnicos de la Administración Europea del Espacio (ESA) aprovecharán esta cercanía para darle nuevo impulso y cambiar su trayectoria para que dentro de dos años se cruce con otro cometa, el Grigg-Skjellerup. Será la primera vez que se utilice el tirón gravitatorio de la Tierra para transferir energía a un vehículo espacial.

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La expectación crece entre los técnicos que esperan en Darmstadt (RFA) el momento oportuno para dirigir la Giotto hacia su nuevo objetivo. Después de cinco años, hace sólo dos semanas que recibieron la luz verde de los órganos superiores de la ESA para efectuar la operación. Tras su emocionante encuentro en la medianoche del 13 de marzo de 1986 con el núcleo del cometa Halley -del que pasó a menos de 600 kilómetros- y del que salió con ciertos de es perfectos, la Giotto ha estado dando vueltas al Sol con un periodo de exactamente 5/6 el de la Tierra. Por eso, los técnicos sabían, dada la inmutabilidad de las leyes de dinámica estelar, que al cabo de cinco años y seis revoluciones llegaría a la cita con la Tierra.Al decidir que la Giotto siguiera su misión, el Comité Científico de la ESA reconoció el pasado 13 de julio el interés de estudiar este cometa de cerca, en dos áreas determinadas: la distribución del polvo, muy distinta de la observada en el cometa Halley, y las medidas de campo magnético y de partículas cargadas. Todo ello se traducirá, según las conclusiones del comité, en una misión que contribuirá significativamente al programa científico de la agencia con un coste moderado. La ESA pedirá a sus países miembros que contribuyan voluntariamente al proyecto.

La Giotto, sin embargo, se ha quedado ciega. En el momento álgido de su encuentro con el Halley se interrumpió la transmisión de las espectaculares imágenes conseguidas por la cámara que transporta. Ahora los técnicos han descubierto que ésta no resultó dañada por las partículas de polvo del cometa, pero que está inutilizada porque parte del escudo lateral de que disponía se ha situado delante del objetivo. La Giotto, sin embargo, dispone de otros nueve instrumentos que siguen funcionando, entre ellos tres espectrómetros para el estudio de partículas cargadas y un sistema de detección de polvo cometario.

Señal de respuesta

A los pocos días del encuentro con el Halley, se apagaron todos los sistemas de la Giotto. Casi cuatro años después, el pasado mes de febrero, se intentó la reactivación con ayuda de las antenas de la Red del Espacio Lejano de la NASA, situadas en Robledo de Chavela (Madrid). A pesar de que no se conocía exactamente la altitud de la órbita solar y de que la sonda se encontraba entonces a 100 millones de kilómetros de la Tierra, telecomandos enviados a través de un transmisor de 100.000 vatios consiguieron localizar la nave. La antena de 70 metros de Robledo recibió una pequeña señal de respuesta. Entonces, los técnicos se pusieron a trabajar para conseguir orientar la antena de la sonda hacia la Tierra, y pocos días después sus contestaciones se convirtieron en claras y rotundas. A partir de ese momento se fueron reactivando sus equipos, cara a la maniobra del 2 de julio. Después, una vez se encuentre en la trayectoria adecuada para el encuentro, el 10 de Julio de 1992, con el cometa Grigg-Skjellerup, la Giotto volverá al estado de hibernación hasta poco antes de su próxima cita.

La energía gravitatoria y orbital de los planetas se ha utilizado en varias ocasiones para suministrar energía adicional a sondas espaciales, pero nunca se ha hecho utilizando la Tierra. La primera vez fue en la misión Mariner 10 a Venus y Mercurio, en 1974, y posteriormente también obtuvieron energía adicional las naves Voyager 1 y 2 a su paso por algunos de los planetas exteriores, como Júpiter.

La nave Galileo usará la Tierra en diciembre para ganar velocidad en su viaje hacia Júpiter.

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