"No tenemos país, pero nos queda la palabra", dice la escritora argentina Angélica Gorodischer
Unas 500 mujeres despiden la Feria del Libro Feminista con una fiesta
La escritora argentina Angélica Gorodischer, gran parte de cuya narrativa pertenece al género de la ciencia-ficción, ha participado en la Feria Internacional del Libro Feminista que finalizó el pasado día 23 en Barcelona con una fiesta en el Laberint d'Horta a la que asistieron unas 500 mujeres. Gorodischer tiene varias obras publicadas en España, una de ellas muy reciente, Kalpa Imperial (Alcor), y pronto aparecerá otra, Opus 2 (en Ultramar). La escritora opina: "Mucha literatura argentina puede calificarse de ciencia-ficción, aunque los académicos tiemblen". "Ya no tenemos país, pero nos queda la palabra", dice al preguntársele por la situación en su pais.
A Gorodischer le parece "perfecta" la iniciativa de una feria del libro feminista. "Los hombres siempre hacen cosas para ellos solos, así que por qué no nosotras", dice con una sonrisa. "Las mujeres hablamos y escribimos un idioma distinto al de los hombres", explica, "y eso es porque vemos el mundo de manera diferente". "Para mí, el feminismo es un humanismo, y si no, no me interesa, no es cuestión de darle la vuelta al estofado".A Gorodischer no le importa que parte de sus obras sea catalogada como ciencia-ficción: "Empecé con narrativa realista, luego escribí ciencia-ficción durante mucho tiempo y me batí por ella. Luego he escrito algún libro sobre problemas femeninos y ahora, lo último, ha sido una novela muy larga, compleja, titulada Fábula de la virgen y el bombero, en la que todo ha dejado su marca". Debe su introducción en la ciencia-ficción a un amigo de su marido: "Llegó a casa después de una larga espera en el aeropuerto y dijo que por aburrimiento había leído un libro raro. Lo compre y me pareció fabuloso. Era El fin de la eternidad, de Asimov. Lo siguiente fue El fin de la infancia, de Arthur C. Clarke. Leí todo lo leíble del género y decidí que eso era lo que quería escribir yo".
Ciencia-ficción
"Toda la literatura argentina es notable, y la ciencia-ficción argentina no escapa a eso", responde Gorodischer cuando se le pide su opinión sobre el género en su país. "Tenemos a Alberto Vanasco, Magdalena Moujan Otaño, y Bioy Casares, y Borges... Ahora hay allí una montaña de gente joven interesada en la ciencia-ficción y se están escribiendo cosas muy lindas". "La de Argentina no es una ciencia-ficción dura; en un país en el que no funcionan los teléfonos, de qué tecnología vamos a hablar. Somos gente desenfadada, metafísica y tanguera, pues nos sale una ciencia-ficción desenfadada y metafísica, aunque hasta ahora no tanguera". "Hay que estar muy al tanto de lo que va a pasar en literatura en Argentina; es un país en guerra consigo mismo, empobrecido y desprotegido..., basta con salir a la calle para encontrar montones de temas para escribir. Y de ahí saldrá algo importante".Gorodischer estima que sus dos mejores obras son Trafalgar y Kalpa Imperial. La primera cuenta las aventuras de Trafalgar Medrano: "Un amigo mío de Rosario, viajante de comercio, que se va a las estrellas a comprar y vender y con quien me encuentro en un café para que me relate sus historias. Al acabar el libro vi que cada historia se refería a un tema fundamental: la muerte, la magia, la religión, la locura, la palabra".
Kalpa Imperial "está escrito a la manera de los cuentos orientales", dice la novelista. "En esa obra escribí la historia del imperio, una reflexión sobre el poder y, aunque no lo sabía, la historia de la dictadura".
[La Feria del Libro Feminista finalizó el sábado con una fiesta con coca de San Juan, cava y música en la que los chicos de la Cruz Roja y un joven barbudo -que fue invitado a salir del recinto por la organización- fueron los únicos hombres.]
Babelia
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