Reaparición pública de Lafontaine en la reunión de la ejecutiva del SPD
Oskar Lafontaine, el candidato socialdemócrata a la cancillería de Bonn, hizo ayer su primera aparición pública después del atentado que sufrió el pasado 25 de abril y que estuvo a punto de costarle la vida. En el cuello del brillante político alemán podía verse claramente la larga cicatriz que dejó el cuchillo de cocina utilizado por Adelhaid Streidel, una mujer perturbada de 42 años que atentó contra él. Lafontaine asistió a la reunión de la ejecutiva de su partido en Bonn.
En una conferencia de prensa posterior, el dirigente intentó aclarar los dos puntos sobre los que se centraba la crisis de su partido. Tal y como se preveía, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) votará a favor del tratado para la unión económica, monetaria y social entre las dos Alemanias, que debe entrar en vigor el próximo 1 de julio.Según Lafontaine, pese a que sigue sin estar de acuerdo con el tratado, "ahora ya no queda otra alternativa que votar a favor"; de lo contrario, dijo, la reacción en la RDA podría ser "de desesperación y rabia". Los diputados del Sarre votarán contra el tratado en el Bundesrat.
La oposición de Lafontaine al tratado y su amenaza de no presentarse a las elecciones si su partido no se oponía al mismo habían tomado en los últimos días un giro muy particular en el sentido de que se habían convertido en una clara maniobra del actual primer ministro del Sarre para sustituir en la presidencia del SPD a Hans Joachim Vogel. Ayer, ambos lo desmintieron, pero sin mucha convicción.
El partido ya da por hecho que las elecciones generales del 2 de diciembre se celebrarán al mismo tiempo en las dos Alemanias, por lo que se decidió crear una comisión que prepare la fusión de las formaciones socialdemócratas. Según Lafontaine, ésta debería producirse, a más tardar en septiembre. Fuentes del partido, sin embargo, indicaron que la pelea por hacerse con la presidencia sigue estando en el centró de la crisis del SPD, y que, conforme avanza el tiempo, cada vez Vogel pierde más terreno. Ayer era evidente la preponderancia de Lafontaine.
El candidato a la cancillería dedicó una buena parte de la conferencia de prensa a hablar de si mismo, y recordó cómo sus tomas de postura en el pasado habían chocado al principio con la opinión pública, pero también cómo el tiempo siempre acababa dándole la razón.
Según Lafontaine, de la misma manera que algunos le consideraron un "suicida político" cuando avisó en diciembre pasado del peligro que suponía la llegada masiva de refugiados alemanes orientales y pidió que se establecieran medidas para impedirlo, para acabar todo el mundo dándole la razón, ahora sucederá lo mismo cuando los primeros efectos de la unidad monetaria entre las dos Alemanias empiecen a sentirse y aparezca el desempleo masivo.
La diferencia, opinan los críticos del partido, es que en aquella ocasión había margen de maniobra, mientras que ahora la socialdemocracia cometería un auténtico suicidio político si quedara a los ojos de los alemanes orientales como el partido que impidió la unificación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.