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Miles de estudiantes chinos desafían al Gobierno en el aniversano de Tiananmenn

Cerca de 2.000 estudiantes de la Universidad de Pekín se manifestaron anoche en el recinto universitario, en víspera del primer aniversario de los sangrientos sucesos de Tiananmen, desafiando las fuertes medidas policiales que el Gobierno ha montado para desarticular cualquier intento de protesta. Patrullas con fusiles automáticos circularon por las principales calles desde primeras horas de la noche, efectuando numerosos controles.

La manifestación se produjo a primera hora de la madrugada de hoy, lunes, después de que un grupo de residentes de uno de los grandes alojamientos que dan a la avenida que bordea las dos puertas delanteras de la universidad se asomó a los balcones hacia las diez de la noche y empezó a arrojar a la calle botellas, bicicletes y muebles de las habitaciones. Más tarde comenzaron a lanzar gritos contra el Gobierno y a cantar La Intemacional ante la mirada de los periodistas extranjeros que habían acudido hasta allí. La entrada al recinto universitario fue prohibida a cualquier persona ajena a la universidad. Policías de paisano merodeaban por la calle tomando fotografías de la pequeña representación de informadores concentrada delante de la universidad. La iniciativa logró contagiar a compañeros de otros edificios que bajaron a la plazoleta central de la universidad profiriendo consignas antigubernarnentales. Uno de ellos dirigió unas palabras a los congregados para recordar la triste efeméride del 4 de junio de 1989, en la que murieron cientos o tal vez míles de personas como consecuencia del brutal aplastamiento del movimiento a favor de la democracia.

Detención de españoles

Un equipo de Televisión Española y un diplomático de la Embajada de España que se encontraban en el coche de este último muy cerca del recinto universitario fueron detenidos por una patrulla y trasladados a una comisaría, siendo posteriormente puestos en libertad.El Gobierno chino ha enviado en las últimas semanas a Occidente diversas señales por medio de declaraciones de dirigentes o gestos concretos que dejan ver el deseo de querer normalizar la vida ciudadana y facilitar de ese modo el levantamiento de las sanciones impuestas por los sucesos del año pasado por parte, de las democracias industrializadas. Los medios de prensa se han encargado también de reiterar, un año después de la famosa y tristemente abortada primavera de Pekín, que la estabilidad política y social es de nuevo una realidad en China. Sin embargo, acciones policiales como las que se observan estos días en la capital china desprestigian la autoridad de un Gobierno atemorizado ante la remota posibilidad de que madure en la mente de sus ciudadanos otro intento de levantamiento como el de 1989. Tiananmen y sus alrededores mostraban ayer la patética imagen de un poder asustado. Numerosos curiosos y algunos turistas miraban con cómicos ojos, desde los aledaños de la explanada, las carreras que realizaban de un lado a otro pelotones de policías.

La plaza permaneció, al igual que los dos días anteriores, cerrada al tráfico de peatones, y ofrecía el aspecto de un inmenso estacionamiento de vehículos.

Tres esporádicos incidentes aislados se registraron por la mañana y a primera hora de la tarde en los alrededores de la plaza.

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Un hombre de media edad fue detenido cuando trataba de desplegar, al grito de "¡rebelión!"* una pancarta en la que pedía una nueva filosofia para China. Posteriormente, una mujer fue trasladada a un furgón policial mientras estaba hablando con un grupo de periodistas europeos. Por último, desde un automóvil, varias personas lanzaron pequeños papeles blancos redondos. Mientras, en Hong Kong, varios miles de manifestantes vestidos de blanco, símbolo del luto chino, se congregaron pidiendo la liberación de todos los presos políticos.

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