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La URSS es pieza clave para el reajuste de la geopolítica mundial

Las bases de la geopolítica mundial han quedado completamente transformadas en el curso del último año, y la única certidumbre es el mantenimiento de la incertidumbre sobre lo que puede ser el futuro, según Strategic Survey 1989-1990, el estudio que anualmente publica el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres. La URSS es la clave de los imprescindibles reajustes, pero su situación es crítica, y François Heisbourg, director del IISS, no se atreve a vaticinar las consecuencias del que considera inevitable desmembramiento del imperio soviético.

"El marco que daba predictibilidad a las relaciones de las alianzas en el Este y en el Oeste ha desaparecido y dejado una inestabilidad que no será fácil superar", señala el estudio, antes de aseverar que "la única certidumbre es el mantenimiento de la incertidumbre"."Puede que la extraordinaria estabilidad que ha existido en los últimos 40 años -aunque no fuese placentera y estuviera basada en el miedo- no vuelva a verse nunca", comenta Heisbourg, quien enumera elementos de incertidumbre creados por el nuevo estado de cosas que cree quedarán resueltos en un plazo de entre uno y dos años: "El aspecto militar de la unión alemana, el modo en que los países del Este van a entrar en el proceso de reforma y si la URSS seguirá existiendo o no como una república unida".

La solución de estos dilemas generará nuevas incertidumbres, pero la más trascendente es la derivada de la crisis que sacude a la URSS, país que "parece estar deslizándose hacia el caos", según el IISS.

"Los acontecimientos en la URSS están tan fuera de control que no hay certidumbre de cómo será el país cuando se estabilice, si se estabiliza".

El director del lISS señala que Mijaíl Gorbachov está intentando mantener un equilibrio entre reforma y unidad del Estado, "pero se está acercando rápidamente -ya es sólo cuestión de semanas o, como mucho, de meses- el momento en que tendrá que decidir".

Heisbourg no se atreve a adelantar la opción de Gorbachov, pero señala que "no hay precedente de un imperio multinacional que no se haya fragmentado al establecerse nuevas instituciones no aceptadas por todos". "La reforma no puede producirse si no se llega a un acuerdo amigable con las repúblicas que quieren seguir su propio camino", dice Heisbourg.

No ha de descartarse el uso de la fuerza militar en la URS S, donde Gorbachov podría verse sucedido por alguien con ideas más restrictivas, ni en otras partes de la Europa del Este, en función de la evolución de una reforma económica sobre la que no pueden hacerse predicciones.

En el ámbito estratégico, "Europa del Este está entrando en un limbo", según Heisbourg. El Pacto de Varsovia ha dejado de existir como alianza militar, y dar solución a los problemas de seguridad de esos países es la cuestión más importante a que han de responder los europeos. "La OTAN no es la solución porque tienen un poderoso vecino que ve a esa organización como una amenaza", dice el director del IISS, quien cree que "el Consejo de Europa y la Comunidad Europea pueden dotarles de un sentimiento de pertenencia sin provocar la inestabilidad que suscitaría la OTAN".

En este nuevo marco, la Alianza Atlántica ha de buscar unas nuevas funciones. "Lo más probable es que se convierta en una póliza de seguro, útil y hasta indispensable, pero no un factor en torno al que vaya a organizar su vida el hogar europeo", indica el informe. "Estamos en un momento en que la seguridad ha trascendido a los factores militares", comenta Heisbourg.

La caída del muro de Berlín y las revoluciones desde abajo en los países del Este hicieron vivir a Europa un año milagroso en 1989, en el que el principal problema planteado es dar satisfactoria solución a la unión germana de modo que no se singularice al país con limitaciones que las actuales o futuras generaciones perciban como punitivas.

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