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EL CAMBIO SOVIÉTICO

Gorbachov no convence a los secesionistas bálticos

Pilar Bonet

Una corta entrevista mantenida ayer por los presidentes de Estonia y Letonia con el presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, en Moscú, concluyó sin resultados y sin acercamiento entre la postura del Kremlin y las posturas independentistas del Báltico. Mientras tanto, la situación energética en Lituania era ayer crítica a consecuencia del bloqueo impuesto por la Unión Soviética.Arnold Rujtel, presidente del Sóviet Supremo de Estonia, y Anatoli Gorbunov, presidente de] Sóviet Supremo de Letonia, conversaron con Gorbachov durante 20 minutos en el Kremlin.

La entrevista se celebró después de la sesión conjunta del Consejo Federal y el Consejo Presidencial. Ambos consejos se reunieron ayer para debatir el programa económico de transición hacia la economía libre de mercado elaborado por el Gobierno soviético.La entrevista con Gorbachov fue "bastante desagradable", y "desagradable para ambas partes", dijo Arnold Rujtel, según medios periodísticos estonios. "Por el momento, no se ha podido sacar el problema del punto muerto. Cada parte continúa con su punto de vista y no quiere ceder posiciones", dijo Rujtel.El dirigente estonio afirmó que Gorbachov había insistido en que las tres repúblicas bálticas abolieran sus respectivas declaraciones de independencia. Tal demanda "no es realista en las condiciones actuales", señaló Rujtel. Una exigencia semejante fue formulada por el líder soviético a Kazimiera Prunskiene, la Jefá del Gobierno de Lituania, la semana pasada en Moscú.Vitautas Landsbergis, el presidente del Sóviet Supremo de Lituania, que es también miembro del Consejo Federal, no asistió a la reunión de ayer. Landsbergis llamó por teléfono a Rujtel y delegó en él su representación.Coordinación

Los tres dirigentes lituanos se coordinaron entre sí el 12 de mayo pasado al crear de nuevo el Consejo Báltico, una institución anterior a la presencia soviética en la zona. El lunes, en Riga, los dirigentes de los tres partidos comunistas prosoviéticos del Báltico se reunieron para coordinar sus propias posturas. Burokiavichius, el líder de Lituania; Rubiks, de Letonia, y Gusev, de Estonia, fundaron un consejo de partidos comunistas y un grupo de propaganda común, al tiempo que dirigieron un mensaje al Congreso de la República Federativa Rusa. El político Borís Yeltsin, aspirante al puesto de presidente de la República Federativa Rusa, obtuvo ayer un clamoroso aplauso en este foro cuando se negó a que Rusia sea el "garante" de la "política imperial" delpasado.El Parlamento lituano había decidido suspender en principio todas las leyes aprobadas tras la declaración de la independencia del 11 de marzo, pero se negó a anular la declaración en sí. La decisión formal, sin embargo, debe tomarse hoy, tras consultar con los especialistas jurídicos.En el Parlamento lituano ha habido diversidad de opiniones, y un portavoz gubernamental señaló que algunos parlamentarios habían estado a favor de suspender la declaración de independencia mientras se negocia con Moscú.La situación energética de Lituania se deteriora por días. La central nuclear de Ignalina está parada por reparaciones y las reservas de combustible se están agotando, lo que puede llevar al paro a muchas empresas industriales de la república. Un portavoz gubernamental anunció ayer que a partir del sábado se cortará el suministro de agua caliente para uso doméstico.En la UR SS, el agua caliente es un servicio municipal centralizado. Parte de la capital lituana, Vilna, estaba ya ayer sin agua caliente. A la falta de combustible para automóviles privados se ha unido la escasez para los transportes públicos, que tienen reservas para dos o tres días.El servicio de información Interfax, dependiente de la radio soviética, informó ayer que un petrolero procedente de Rotterdam vio bloqueado su acceso al puerto lituano de Klaipeda por patrullas fronterizas del KGB (Comité de Seguridad del Estado). El buque porta 80.000 toneladas de crudo a bordo.En Estonia, las huelgas políticas organizadas por el movimiento prosoviético formado por sectores de población eminentemente rusa, continuaba ayer por segundo día consecutivo. Un portavoz de Interfront, el grupo político que aglutina a estos sectores, afirmó que 22 fábricas estaban paradas en Talin y otras dos ciudades importantes.En una conferencia de prensa en los astilleros de Talin, Boris Leenson, uno de los dirigentes de la huelga, consideró los sucesos en Estonia como "el principio de una lucha de clases con todas sus consecuencias". Los huelguistas, que tienen intención de seguir por lo menos hasta el viernes, exigen el cese de Rujtel y la suspensión de todas las decisiones del Sóviet Supremo de Estonia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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