_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una conquista crucial

La facultad animal de abstraer y generalizar. Por la naturaleza animal del hombre, por el hecho de que el individuo humano (como el de toda especie animal) sea una unidad directamente supracelular, resulta imposible abordar, por esquemáticamente que se intente, la significación biológica de la palabra oral, consustancial con su naturaleza, sin considerar la acción y experiencia que caracterizan al animal en general incluyendo al hombre. Por lo que cada hombre se siente ser en su más radical intimidad, inducimos que los demás hombres y por extensión los animales son agentes, esto es, seres unitarios definidos por su capacidad complementaria de acción y de experiencia, es decir, individuos capaces de persistir actuando en provecho propio sobre un ambiente (específico para cada uno), por la capacidad de contrastar el resultado presentido para la acción previa con el resultado real conseguido y así tantear la acción sucesiva. De este modo, todo animal (y, por tanto, cada hombre) se realiza en la sucesión de los contenidos conscientes de su experiencia, sucesión en la que se sustantiva, se interioriza, en cada individuo, la interferencia incesante entre el ambiente específico de cada animal y su acción asimismo específica para gobernarlo.Ideas básicas

Para puntualizar ideas básicas de nuestro tema, el ambiente propio de toda especie animal, aparte del vegetal y del agua que le son fundamentales, está muy esencialmente estructurado por otras especies animales con las que aquélla esté en alguna forma de relación con valor de supervivencia; esta serie de relaciones, confinando cada especie en ambientes tróficos específicos, han ido modificando en vanguardia la conducta de cada especie y con ello la configuración somática adecuada, y complementariamente los componentes de la experiencia facilitados por los adecuados órganos de los sentidos incluyendo los interceptores. Terminemos esta consideración de la naturaleza animal, de la que somos un caso particular, señalando que podemos afirmar que una capacidad general de los animales es la de abstraer y generalizar, precisamente porque todos los animales han sido diferenciados y modelados en la evolución por un ambiente así estructurado ab origine en seres unitarios de su propia naturaleza, a saber, en otros animales de sendas conductas específicas recíprocas, que han ido haciéndose unas a otras. De los animales de una especie que interesen vitalmente a los de otra, éstos han de abstraer caracteres específicos que guíen su conducta frente a aquéllos (su olor, datos auditivos, su configuración y color, su rapidez, etcétera) y la percepción de cualquiera de estos datos les permite concebir el conjunto de ellos, prever la conducta con que van a enfrentarse y tratar de adecuar a ella lo mejor posible la propia.

Significación biológica de la palabra oral. Sobre el marco de esta consideración del modo de acción y experiencia animal podemos intentar un esbozo de la significación biológica de la palabra oral en la que comprendemos la emitida en voz alta dirigida a persona o personas concretas y la que reflexionando nos dirigimos habitualmente a nosotros mismos para guiarnos previsoramente en nuestro medio social humano. Innecesario es señalar que sólo grupos de animales muy cooperantes pudieron realizar la conquista crucial de la palabra oral. Sólo una cooperación estrecha y emancipada de la presión acuciante del medio animal pudo dar ocasión a que la comunicación entre homínidos ancestrales, producida al modo animal mediante gritos que sólo adquirían sentido pleno para los destinatarios al percibir las circunstancias que los habían provocado, llegara a transformarse en una relación entre sujeto y predicado abstractos que se dan sentido el uno al otro para guiar una acción cooperante, mediata, preconvenida.

Nuevo ambiente

Salta a la vista que la cooperación conducida por gritos que alerten hacia la circunstancia directa no emancipaba a los homínidos del ambiente animal, sino que los adaptaban a él conforme a su modo específico de conducta. También es obvio que la palabra oral va a ser el vínculo de un nuevo ambiente, el de las relaciones humanas, que desde que se inician van a evolucionar muy aprisa con respecto al tempo de evolución de la conducta animal, lo que pronto emanciparía a los hablantes del medio animal (estructurado en especies) propio del homínido sustituyéndolo por el medio social del hombre. No obstante hay que destacar el carácter inevitablemente animal tanto de la palabra oral -en cuanto componente de la acción y experiencia humana- como de la sociedad -en cuanto modalidad de un medio animal en sentido estricto-. Es evidente que ni el lenguaje (que emitimos) ni la palabra (que percibimos) podrían integrarse con los demás componentes de la acción y, respectívamente, del estímulo aferente (visuales, auditivos, táctiles, etcétera) si no tuviesen la misma naturaleza genéricamente animal de ellos. Por tanto, la interferencia del lenguaje y de la palabra componente esencial de la conciencia humana, que llamamos pensamiento, tiene asimismo naturaleza de conciencia animal. Ahora bien, ¿qué cualidad distingue a la palabra, en sentido lato, de los otros componentes de la actividad animal que ha conferido al hombre la capacidad que le distingue del conjunto de todos los animales, que le ha permitido subordinarlos a él e ir comprendiendo y dominando, dentro de su limitación, a la biosfera?

Faustino Cordón es biólogo.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_