Julio Caro Baroja: "La antropología no puede entenderse sin un trasfondo histórico"
"Siempre he defendido la idea de que esto que se llama antropología no puede entenderse sin un trasfondo histórico", dijo ayer el antropólogo y académico Julio Caro Baroeja en una conferencia que, bajo el título de La encrucijada de la antropología actual, pronunció en la Fundación Ramón Areces.Julio Caro Baroja, que fue presentado por Rafael Lapesa, manifestó su desacuerdo con la línea investigadora de un buen número de antropólogos actuales. "En muchas ocasiones", señaló, "los especialistas tienden a limitar su visión de las cosas, confundiendo el conocimiento en sí con una asignatura universitaria. No resulta raro oír a antropólogos decir cosas como que la historia no les interesa nada".
Pasó revista a diversas concepciones del devenir humano que siguen influyendo en los hombres de hoy, y de las cuales no puede desprenderse el antropólogo. Así, se refirió al racionalismo nacido en Descartes; al moralismo de Kant; a la interpretación patológica de la historia de un Gibbon; a la importancia de la aportación antropológica a la labor del historiador de un Voltaire; a la idea de culpabilidad proyectada de unas clases sociales o de unas naciones a otras; al pesimismo de Schopenhauer; o a la interpretación heroica de Nietzsche.
"El mayor énfasis", dijo Julio Caro Baroja, "se pone aquí y ahora en la sociología y en la economía. Y en cambio se olvida, de modo sistemático, lo que se refiere al mundo del individuo en sí. Ello obedece a corrientes politicas, pero en muchos libros de antropología creo notar una ausencia de caracteres de individuos: se descuida la observación de que el conjunto de la sociedad puede verse influido por un individuo. Ese tipo de análisis los sociólogos, historiadores o antropólogos los dejan frecuentemente de lado".
Tras citar a Lucrecio ("el tiempo no existe si no hay experiencia"), Julio Caro Baroja dijo: "Las experiencias nos guían. La historia puede ser maestra de la vida, pero la vida puede ser la maestra de la historia".
La antropología se halla, pues, para Caro Baroja, en una encrucijada entre todas esas concepciones del mundo. "Pero estar en una encrucijada", indicó, "no significa una situación de atraso. El cruce es el sitio del conflicto, y las diosas malignas estaban en el cruce de los caminos. Pero el cruce tiene también el valor de promover no sólo la duda, sino la decisión".
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