La Contra nicaragüense se compromete a entregar las armas a partir del martes
La paz definitiva parece al alcance de la mano en Nicaragua. El Estado Mayor de la Contra, con Israel Galeano, comandante Franklin, a la cabeza, se comprometió ayer, tras 14 horas de intensas conversaciones con el Gobierno de Violeta Chamorro, a iniciar su desarme el próximo martes y a concluirlo el 10 de junio.
Al mismo tiempo, los rebeldes antisandinistas anunciaron su intención de formar un partido político apenas concluya el proceso de desmovilización.El objetivo fundamental de los dirigentes de la guerrilla en su bajada a Managua, adonde llegaron, bajo protección de fuerzas de la ONU, en número de 20, sin armas pero con espectaculares uniformes de camuflaje, era arrancar a Violeta Chamorro el compromiso de destituir del mando del Ejército al general sandinista Humberto Ortega. No lo consiguieron.
El acuerdo suscrito al final de la maratoniana reunión del viernes y, el sábado tan sólo establece que el 10 de junio, justo cuando la Contra deberá haber entregado su último fusil, se anunciará el programa de reducción de las Fuerzas Armadas, que comenzará a ponerse en práctica de forma inmediata. De la suerte de Ortega no se dice ni una palabra.
Aparentemente, la prepotencia manifestada por los rebeldes en las últimas semanas, cuando se salieron de las cinco zonas fijadas para su concentración en los acuerdos de transición, aprovechando el repliegue del Ejército sandinista, ha dado paso al realismo. Sin sus bases en Honduras, sin el apoyo de Estados Unidos, con sus suministros en peligro, con la oposición al sandismo en el poder en Managua y, con medio mundo instándoles a que hagan posible la paz no tenían otra opción que ceder. Sólo se ha producido un retraso, ya que la entrega de las armas debería haberse iniciado el 25 de abril, el mismo día en que Daniel Ortega entregó la banda presidencial en el Estadio Nacional a Violeta Chamorro, quien le derrotó en buena lid dos meses antes. Se mantiene, no obstante, la fecha final para el desarme: el 10 de junio.
Artífice del 'milagro'
El acuerdo alcanzado ayer está firmado por Chamorro, Galeano y el cardenal arzobispo de Managua, Miguel Obando y Bravo, considerado unánimemente como el gran artífice de la milagrosa transición pacífica. El texto consta de ocho puntos. En los los dos primeros, la Contra asegura que ha cumplido hasta ahora (lo que no es cierto) sus obligaciones de concentrarse en las zonas de seguridad y anuncia que iniciará su desarme el próximo martes, a las 11 de la mañana, en el área que se determine y con presencia de Obando y de efectivos de la ONUCA, la fuerza de paz de las Naciones Unidas para Centroamérica que dirige el general español Agustín Quesada.En los otros seis apartados, Violeta Chamorro ordena la retirada de tropas de las zonas próximas a la concentraclón de los rebeldes, la recogida y destrucción de las armas en poder de los civiles y la confección de un plan de reducción del Ejército que se anunciará el 10 de junio y que se aplicará inmediatamente. La presidenta garantiza la "integridad física y moral" de los guerrilleros, sus familiares y los demás civiles que les acompañan; promete crear polos de desarrollo que permilan la plena integración social de estos efectivos y garantiza que se legalizará el partido que creen los rebeldes para tomar parte activa en la vida política del país.
"Lo ideal sería que, no sólo nosotros, sino también los sandinistas entregaran las armas", aseguró uno de los miembros de la delegación de la contra, Enrique Celaya, comandante Henri, quien expresó la voluntad clara de la resistencia nicaragüense de cumplir esta vez el compromiso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.