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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Bailarines

Sus cuerpos han de tener la fuerza de un levantador de pesas, la perfección de un maniquí de alta costura y la resistencia de un minero. Su ánimo, la convicción de un militante y el espíritu de sacrificio de un anacoreta. Trabajan como campeones, pero cobran como aprendices, echan más horas que un emigrante ilegal y comen menos que un jilguero de viuda. Los bailarines son los parias de la escena española y, como tales, tienen fama de insolidarios.Pero la Asociación de Profesionales de la Danza de Madrid, que por segundo año consecutivo ha organizado la Gala del Día Internacional de la Danza -que este año han sido dos-, se ha propuesto demostrar lo contrario, logrando que en estos días señalados la profesión se vuelque y, a la vez que daba una muestra artísticarnente válida de lo que es capaz de hacer, los actos constituyeran una gran fiesta de solidaridad. Y también un espaldarazo a la identidad de un colectivo que, a pesar de todas las dificultades que sufre, comienza a sentir que, aunque con algo de retraso, está llegando su hora.

Gala del Día Internacional de la Danza

Organizada por la Asociación de Profesionales de la Danza de la Comunidad de Madrid. Teatro Albéniz, domingo 29 y lunes 30 de abril.

A lo largo de las dos noches, los más de 60 bailarines que han participado desinteresadamente en las funciones -en un programa bien concebido que empezaba con la danza contemporánea, seguía con el ballet y terminaba con el flamenco- dieron, en todos los casos, lo mejor de sí mismos. Había especial expectación por contemplar por primera vez en muchos años a la madrileña Trinidad Vives, que está desarrollando una notable carrera en Estados Unidos. Bailó -junto con su compañero del Cincinnatti / St. Louis Ballet- el paso a dos de El cascanueces, y se reveló al público como una bailarina hecha, en plena posesión de sus facultades.

No resulta posible mencionar a todos los participantes, pero sí señalar que se saludó con especial gusto a las dos parejas del Ballet de Euskadi, de Bilbao, que actuaban por primera vez en Madrid y bailaron con brío y buen nivel técnico una pieza neoclásica de su director, Rafael Martí; que se vibró con el arte consumado del bailaor Antonio Canales; se confirmó la sospecha de un coreógrafo imaginativo y audaz en Carles Salas, y hubo regocijo general al reencontrar al Ballet del Teatro Lírico Nacional después de tantos meses.

Finalmente, el público, que durante los dos días abarrotó el teatro Albéniz y aplaudió a todos con entusiasmo, tributó el lunes a Maya Plisétskaya -que hizo su inigualable Muerte del cisne- el homenaje que su aún inexplicada marcha como directora del conjunto clásico merecía.

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