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El secreto del templo

La masonería liberal española inicia una fase de apertura a la sociedad

Los masones liberales quieren darse a conocer en España. Su convicción por los valores de la tolerancia, la fraternidad y la libertad les ha echado a la calle. Quieren contribuir, con otras entidades, a vertebrar la sociedad civil española y están dispuestos a encarar cualquier pregunta con transparencia, sin secretos. Para mostrar su conducta y sus valores masónicos barajan iniciativas tales como la de traer a España nueve premios Nobel masones que divulguen sus conocimientos y popularicen una causa que ha estado durante años rodeada de misterio.

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Viaje al interior de una logia

A lo largo de décadas, los masones españoles soportaron sobre sus espaldas el peso de una leyenda que consideran falsa y hoy quieren abrir sus puertas de par en par. Así lo han hecho recientemente en La Coruña, donde inauguraron un templo masónico, el primero que se abre públicamente en Galicia desde 1939.La dorada puerta del templo masónico madrileño de la Gran Logia Simbólica de España, situado en Cuatro Caminos, a unos minutos de la glorieta madrileña, ha podido ser franqueada por EL PAÍS. Ningún periodista hasta ahora había entrado con fines informativos en el recinto donde los masones liberales de Madrid celebran sus reuniones, que ellos llaman tenidas.

Todo un complejo mecanismo ritual se pone en marcha. El escenario tiene un sabor singular que impregna la memoria de todos aquellos que han sido iniciados en la masonería. Lo excelso y lo temible troquelan una sensación distinta y excitante.

Ignacio Alonso, profesional liberal vasco de poco más de treinta años, soltero, maestro masón, asegura que desde la primera juventud se vió atraído por la masonería y que, desde que pertenece a esta organización, ha desarrollado la tolerancia "como un valor cívico profundamente humano".

Alberto González, casado y con hijos, pedagogo de 51 años, con un pasado de militancia sindical y progresista en Francia, es Grado 33 de la masonería y desempeña hoy una alta función en la Gran Logia Simbólica de España. Es asimismo primer vicepresidente de la logia Hermes Tolerancia.

"Formalmente, masón es aquella persona, hombre o mujer, que ha sido iniciada por una logia reconocida a su vez por una Federación. No se puede ser masón sin ser iniciado. La iniciación consiste en una entrada a una institución formada por personas cuyo objetivo consiste en alcanzar la fraternidad, la mutua ayuda y la perfección moral, mediante el desarrollo de la ética personal y la de grupo", dice el Grado 33, Alberto González.

Según señala el vicepresidente de Hermes Tolerancia, el masón es aquella persona que reconoce que el ser humano es imperfecto y que para alcanzar la perfección y servir a la sociedad se une con otros. "Se trata de personas normales, a veces padres o madres de familia con trabajos también normales, profesionales, educadores, empleados... Los masones nos reunimos periódicamente para pulir la piedra bruta que somos, con la razón y la creatividad libres", añade.

Luis G. López, casado y con cuatro hijos, que durante años desplegó programas de Cruz Roja en el Tercer Mundo, señala: "fue precisamente en el mundo deprimido donde me percaté de la necesidad de aplicar los valores que la Masonería expresa".

Las reuniones suelen ser quincenales; los masones pagan una cuota mensual (en esta logia 3.000 pesetas) y aquellos que se encuentran en dificultades reciben ayuda voluntaria de los demás. Los vínculos de solidaridad son muy estrechos, hecho sobre y el cual se han cebado los ataques contra esta sociedad.

La Masonería liberal, según González, se funda en el conocimiento y su único instrumento es la razón. "Nuestras metas son la libertad, la igualdad y la fraternidad para todos los hombres", agrega. "El triángulo con un ojo en medio es para nosotros el símbolo del conocimiento. Otras obediencias masónicas", señala Alberto González, "en especial las regulares dependientes de Inglaterra, exigen la creencia en el Gran Arquitecto del Universo, Dios, para ser iniciado. Nosotros no lo exigimos. En nuestra logia, la mayoría es agnóstica".

La negativa de acceso a la Masonería se aplica "a aquellas que nieguen el derecho de los demás o que se opongan a la convivencia en democracia. En nuestra logia tenemos personas que votan derecha democrática, centrismo, socialismo y comunismo", destaca con una sonrisa, sonrisa que prolonga cuando agrega que "se puede ser cristiano y masón al mismo tiempo, sin ningún problema, siempre que el cristiano no haga proselitismo".

Vista desde fuera, la Masonería parece presentar una jerarquizacion especial. "Todos los cargos", puntualiza Gonzalez, son elegidos democráticamente".

A la pregunta de si puede un masón abandonar la masonería, el Grado 33 responde contundente: "Sí, rotundamente. Requiere un trámite administrativo, lo que nosotros llamamos una plancha de quite y una credencial que sirva al que abandona para probar su condición de masón, que conserva siempre". Respecto al papel que asignan a las mujeres Alberto González precisa: "Formamos parte de una logia masculina. A nuestros talleres pueden acudir mujeres masonas como visitantes y tomar la palabra. Sin embargo, no pueden formar parte de nuestra Federación, porque los estatutos fueron copiados de los del Gran Oriente de Francia, que eran masculinos. Pero hoy no encontramos razón alguna que explique esta pervivencia".

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