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UNA NUEVA EUROPA

González, Genscher y Delors intentan apaciguar los temores que suscita la unificación alemana

El presidente Felipe González y sus dos huéspedes de ayer, el ministro de Asuntos Exteriores alemán occidental, Hans-Dietrich Genscher, y el presidente de la Comisión Europea, el francés Jacques Delors, se esforzaron por apaciguar los temores sobre el perjuicio que la unificación de Alemania puede suponer para la integración en la Comunidad Europea, más concretamente para los Estados meridionales comunitarios, como España. Todos coincidieron en que la mejor forma de paliar las consecuencias de la unificación era impulsar la unión monetaria europea.

"No creo que genere problemas para España" la unidad de las dos Alemanias, afirmó Genscher en una larga conferencia de prensa que, a petición suya, le organizó su homólogo español, Francisco Fernández Ordóñez, en el madrileño palacio de Santa Cruz. Al término de una estancia de menos de 24 horas en Madrid, el jefe de la diplomacia alemana occidental, que ayer mismo viajó a Rostow (República Democrática Alemana) para participar en un mitin antes de cenar en Bonn con el embajador de España, se declaró convencido de que la "unificación va a suponer un enriquecimiento para la CE y una contribución a su fortalecimiento".Preguntado sobre si la contribución de Bruselas al desarrollo de la RDA, una vez que ésta forme parte de la CE, no se hará en detrimento de las ayudas otorgadas a sus miembros mediterráneos, Genscher recordó que antes de la Segunda Guerra Mundial era la zona más desarrollada de Alemania, y ensalzó las posibilidades de inversión que ofrece. Acabó incluso animando a los españoles a aprovecharlas.

Profesión de fe

Genscher hizo una profesión de fe europeísta más atrevida que la de su canciller, Helmut Kohl. Tras describir el proceso de unificación alemán como parte del europeo, recalcó que había que "hacer todo lo necesario" para fomentar la unión monetaria y "ampliar todas nuestras instituciones" europeas, otorgándoles mayores poderes.

González fue más preciso cuando analizó en su conferencia de prensa las repercusiones para el flanco sur de la Comunidad de la unidad entre las dos Alemanias. "No tenemos nada que perder y sí que ganar [con la unidad alemana] siempre que nuestra respuesta sea profundizar la construcción europea". "Nuestra tarea es impulsar la unión monetaria", que a largo plazo supondrá la creación de un banco central comunitario y de una moneda única.

La conferencia intergubernamental que supondrá el arranque de la unión monetaria europea será convocada por Italia en diciembre de 1990, pero, en su conversación de anoche, Delors y González dieron a entender que tal vez se podría adelantar unos meses para que no resultase desfasada con relación a la unidad monetaria alemana, que quedará consagrada este mismo año. Ésta será la primera piedra en el camino de la unificación de los dos Estados alemanes.

El presidente español desmintió que se haya observado ya una disminución de los flujos de dinero extranjero que convergen hacia España. "La impresión es que se están intensificando las inversiones" por parte de los grandes grupos industriales alemanes y que empresas españolas han recibido incluso propuestas para efectuar inversiones conjuntas hispano-alemanas.

Genscher fue algo más explícito que su canciller a la hora de precisar que su país unificado no formulará exigencia alguna sobre la parte de Polonia que le perteneció antes de la Segunda Guerra Mundial. "No tenemos reivindicaciones sobre los territorios de nuestros vecinos", afirmó tajantemente. "El Gobierno de la RFA ha dicho claramente", recalcó, "que desea una federación entre la República Federal, la República Democrática y Berlín, nada más y nada menos".

Kohl ha rechazado, por motivos electorales, una propuesta polaca para que ambas Alemanias preparen un tratado internacional que garantice la intangibilidad de la frontera Oder-Neisse, que las separa de Polonia, y que sería firmado con Varsovia una vez concluida la reunificación.

Mientras algunos dirigentes del Partido Liberal alemán, al que pertenece Genscher, critican al canciller por la ambigüedad de sus pronunciamientos sobre las fronteras, el jefe de la diplomacia alemana defendió a su jefe de Gobierno asegurando que fue "mal interpretado".

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