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Los líderes de la oposición no participarán en el debate sobre las actividades de Juan Guerra

Ninguno de los líderes de los principales partidos de la oposición intervendrá mañana en el pleno del Congreso de los Diputados sobre el escándalo Juan Guerra. La discusión, que será protagonizada por el vicepresidente del Gobierno y los portavoces habituales de los grupos parlamentarios, concluirá sin resoluciones ni mociones que comprometan al Gobierno. Los partidos parecen haber coincidido en reconducir una polémica sobre el enriquecimiento de un ciudadano al amparo del poder hacia la adopción de reformas legislativas que penalicen en el futuro el tráfico de influencias.

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Los partidos de la oposición han coincidido, sin que mediara acuerdo entre ellos, en que serán sus portavoces parlamentarios y no sus máximos dirigentes quienes intervengan en el debate de mañana sobre el caso Guerra. Todos los portavoces consultados por este periódico consideraron "obvio" que sus presidentes o secretarios generales no intervinieran al no ser el presidente del Gobierno, Felipe González, quien responderá en nombre del Ejecutivo sino que lo hará el vicepresidente,Una vez más los partidos de la oposición incrementan la doctrina parlamentaria según la cual sus números uno sólo intervienen cuando lo hace el presidente del Gobierno, tradición que solo suele romper el portavoz del grupo catalán, Miquel Roca que comparece cuando el asunto es considerado socialmente trascendente. También lo hará mañana así como el portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti.

Un portavoz oficial del CDS indicó que el presidente del partido Adolfo Suárez trató anteayer este asunto con el portavoz parlamentario, Alejandro Rebollo y que inmediatamente convinieron en que sería el segundo el encargado de esta misión. Este portavoz centrista indicó que en la Junta de Portavoces de ayer "se dio por sentado" que serían los portavoces de los grupos los que intervendrían "ya que Felipe González no iba a subir a la tribuna". En este sentido se expresó el portavoz adjunto del Grupo Popular Luis Ramallo. "Es claro que Aznar no va a intervenir en este debate ya que Alfonso Guerra no es el primer espada", dijo. En nombre de los populares hablará el secretario general del PP, Francisco Álvarez-Cascos.

El diputado de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Narcís Vázquez manifestó a este periódico que el hecho de que por su grupo intervenga Nicolás Sartorius y no Julio Anguita "en absoluto minusvalora el debate porque es un problema de imagen y no de contenidos que serán los mismos al margen de quien sea el diputado que los exponga".

Los grupos parlamentarios que se han mostrado más críticos con el comportamiento de Guerra, en relación con el uso de un despacho oficial en la delegación del Gobierno en Andalucía por parte de su hermano Juan, consideran que el vicepresidente ha incurrido en responsabilidades políticas, pero ayer esquivaron comprometerse a pedir su dimisión.

Nicolás Sartorius, portavoz de Izquierda Unida, se limitó a señalar que "cuando en una democracia se prueba que ha habido responsabilidades políticas por errores de cierta trascendencia, cometidos consciente o inconscientemente, la dimisión es una postura muy digna".

Eduardo Martín Toval, portavoz del Grupo Socialista, replicó que no teme que la oposición pida mañana la dimisión del vicepresidente del Gobierno. "Deberían de temerlo quienes la pidan", sentenció.

Rechazo a una comisión

El Partido Popular aprovechará el debate de mañana para pedir públicamente al Gobierno que acepte la creación de una comisión de investigación sobre tráfico de influencias que descubra el "iceberg" que, en su opinión, subyace bajo el escándalo Juan Guerra. El PSOE mantiene su negativa a,esta propuesta. Los socialistas defenderán que "lo verdaderamente útil es llevar a cabo reformas legislativas".

La Junta de Portavoces acordó que tales propuestas -presentadas por el PSOE, él Partido Popular, el CDS e Izquierda Unida- sean debatidas conjuntamente, para su toma en consideración, en el próximo pleno del Congreso, previsto para el día 6 de febrero. Junto a las proposiciones de ley del PSOE para regular las actividades e incompatibilidades de altos cargos, concejales, parlamentarios autonómicos, diputados y senadores, la oposición ha formulado propuestas concretas para tipificar el delito de tráfico de influencias y establecer unos límites jurídicos al funcionamiento de los lobbies.

El vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, disfrutará de todo el protagonismo para conducir mañana, en los términos más favorables para él, el debate del pleno del Congreso, que comenzará a las cinco de la tarde, donde se someierá al juicio político de la oposición. Los portavoces de la oposición tendrán diez minutos para formular preguntas o pedir aclaraciones al vicepresidente del Gobierno. Los representantes de los partidos políticos intervenderán por orden de menor a mayor, comenzando por el Grupo Mixto y terminando por el grupo socialista.

Guerra realizará la exposición inicial sin límite de tiempo, replicará a las intervenciones de los portavoces de los grupos parlamentarios y dispondrá del último turno de palabra, con el que concluirá el debate.

El presidente del Congreso decidirá durante el debate si concede cinco minutos más para dúplica a cada uno de los portavoces. En caso de poner a su disposición este nuevo turno, Guerra volvería a intervenir para dar una respuesta final.

Los responsables del Grupo Parlamentario Socialista se mostraban ayer convencidos de que Guerra conseguirá zanjar la polémica que probablemente más ha afectado a la credibilidad del PSOE como un partido ajeno a las corrupciones e incluso pronosticaron una ofensiva del partido para recuperar imagen en los próximos días. Los mismos medios insinuaron que es muy probable que los dirigentes socialistas acudan en el futuro a los tribunales cada vez que sean objeto de una acusación infundada.

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