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CONVULSIÓN EN EL ESTE

Gorbachov justifica la intervención militar soviética en Azerbaiyán

Pilar Bonet

El líder soviético, Mijail Gorbachov, justificó ayer, en una alocución televisada al país, la intervención del Ejército para aplastar la revuelta nacionalista en Azerbaiyán, que, según cifras oficiales, ha costado la vida, en la toma de Bakú, a 57 personas y causado 323 heridos. Gorbachov pidió a sus conciudadanos "comprensión" y "apoyo" para las medidas adoptadas tras "dos años de intentos pacíficos" de resolver las tensiones entre azeríes y armenios en el Cáucaso.

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Anoche, la agencia oficial Tass anunciaba que se habían reproducido los combates en la capital azerbaiyana, con más víctimas civiles y militares. Gorbachov pidió calma a la población y justificó la decisión del Kremlin de usar contingentes militares en la grave crisis por la que atraviesa el país, una medida sin precedentes desde que Gorbachov asumió el poder, en 1985. La llegada de tropas del Ejército y del Ministerio del Interior fue "recibida con fuego en algunos lugares" por parte de los "terroristas", explicó Gorbachov, según el cual, las unidades militares fueron "obligadas a usar las armas". El líder soviético, que no entró en más detalles sobre los enfrentamientos que marcan el punto álgido de la tensión en el Cáucaso, expresó su "más sincera condolencia" a las familias de las víctimas, sin hacer distinciones, y concluyendo la frase con un tenso silencio. El "deber del Estado", dijo Gorbachov, es "poner fin a la ilegalidad y a las acciones de crueldad". Por su parte, la presidenta del Soviet Supremo de Azerbaiyán, Elmira Kafarova, condenó ayer por Radio Bakú la decisión de Moscú de recurrir al Ejército. El conflicto se ha complicado aún más con la decisión de la República Soviética Autónoma de Nejicheván de declararse independiente.

Gorbachov critica los "desenfrenos nacionalistas" y formula un dramático llamamiento a la concordia

El presidente soviético afirmó ayer, en su mensaje al país, que "los trágicos acontecimientos de Bakú desvelan hasta el final el precio de los desenfrenos nacionalistas" y señaló que "el deber del Estado" es devolver la paz a las dos repúblicas, Armenia y Azaerbaiyán. Gorbachov agregó: "El Ejército y las tropas del Ministerio del Interior cumplen su deber de defensa de la Constitución y de la ley", y extendió su llamamiento a la calma a los "engañados" y "ofuscados" por los incendiarios llamamientos" nacionalistas.El jefe del Estado soviético añadió: "Hoy, como nunca antes necesitamos la concordia nacional, la estrecha colaboración y la ayuda mutua", afirmó. Gorbachov acusó a los nacionalistas de haber continuado calentando los ánimos tras el decreto del 15 de enero pasado, que establecía la introducción del estado de emergencia en la región autónoma de Nagorric-Karabaj y en algunas zonas de Azerbaiyán y Armenia, tras el estallido de violencia de los días anteriores.

En Bakú, señaló Gorbachov, la situación adquirió un carácter "especialmente grave" con "pogromos", "asesinatos" y "persecución de gente inocente". La acciones adquirieron un carácter "anticonstitucional y antiestatal", dijo. En varios distritos de Azerbaiyán, los órganos del poder soviético fueron desbancados y se "destruyó la estructura de dirección. El deseo de tomar el poder violentamente en la república no se ocultaba", añadió.

Ataque de la presidenta azerí

Ayer, la BBC de Londres captó un mensaje de Radio Bakú, que transmitió un incendiario discurso de la presidenta de Azerbaiyán, Elvira Kafarova, en el que calificó la intervención armada de "grosera violación de la soberanía de la república" azerí y después de insistir que ninguna autoridad de Azerbaiyán tiene nada que ver con el ataque, dijo que "el pueblo azerí nunca perdonará la forma trágica en que fueron muertos sus hijos e hijas".

La alocución de Gorbachov no aclaró muchas de las incógnitas que reinan en Moscú sobre las últimas jornadas vividas en el Cáucaso ni el desarrollo de los acontecimientos en Bakú en la noche del pasado viernes al sábado, a resultas de los cuales murieron 57 personas, según el último balance oficial. Ese día fueron enviados a Bakú nuevos contingentes de tropas, según confirmó ayer un portavoz del Ministerio del Interior. La versión del Kremlin indica que las tropas respondieron al ataque de los combatientes nacionalistas azeríes, pero según un portavoz del Frente Popular de Azerbaiyán, fueron las tropas las que abrieron fuego sobre la población y causaron la muerte de al menos 120 personas.

El viceministro de Defensa de la URS S, el general Valentin Varenikov, manifestó ayer que "las primeras acciones de las tropas estaban dirigidas a proteger" unos cuarteles que habían sido bloqueados por los extremistas".En una entrevista con el diario Izvestia, Varenikov subrayó "en dos ocasiones" que el Ejército se había visto obligado a esta medida en respuesta al fuego de los extremistas. "Las fuerzas agresivas no reaccionaron a nuestras peticiones y demandas durante algunos días", señaló.

Por su parte, un grupo importantes de diputados reformistas soviéticos han escrito una carta al semanario 0goniok -partidario de las reformas más democráticas de la perestroika- en la que afirman que los sucesos del Caúcaso es "un compló" conservador para desestabilizar las reformas.

Continúan los combates

Los combates continuaban ayer por la tarde en Bakú y su envergadura era difícil de calibrar en Moscú. Un portavoz del Ministerio del Interior dijo a esta corresponsal que se trataba de "enfrentamientos aislados", pero la radio poco antes de las ocho de la tarde manifestó que la tensión no dismínuía en la capital de Azerbaiyan y cifró la cantidad de víctimas mortales en unas 60 desde la llegada de los refuerzos que, según el Ministerio del Interior, tuvo lugar a la medianoche del viernes. Sin embargo, portavoces del Frente Popular en Bakú hablaron de combates yn gran número de víctimas, en el atardecer del viernes.

La reconstrucción de los hechos del viernes en Bakú indica que la multidud que se concentraba en un mitin continuó en el centro de la ciudad se vio enardecida por el anuncio de la decisión del presidium del Soviet Supremo de la URSS de introducir el estado de emergencia también en Bakú. A las 19.30 horas, según Tass, una fuerte explosión destruyó las instalaciones en el edificio central de la televisión en Bakú, que dejó de trasmitir. A las dos de la madrugada, según Tass, la multitud se lanzó hacia los edificios del Partido Comunista de Azerbaiyán, la central de correos, la radio, la televisión y otros objetivos estratégicos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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