Una enredada madeja de hipótesis
La autoría del secuestro de Pablo Martín Berrocal sigue siendo un enigma cuando se cumplen cinco meses de su cautiverio, según fuentes relacionadas con el caso y portavoces del Ministerio del Interior. Fuentes relacionadas con este caso afirman que la investigación policial sólo descarta con firmeza la hipótesis de la autoría de ETA, posibilidad barajada inicialmente. Tampoco se concede excesiva credibilidad ni por parte de la familia ni por la de los investigadores a una intervención de narcotraficantes en el secuestro.
Esto deja como posibles autores del suceso, según fuentes conocedoras del caso, a la mafia taurina -no necesariamente local-, recelosa de la irrupción de Martín Berrocal en la plaza de toros de Quito, de la que posee un 49%, de las acciones; meros hampones ecuatorianos o colombianos a los que la aparición de Martín Berrocal en la Prensa local haya despertado la codicia; o algún grupo guerrillero de la vecina Colombia, como el Ejército Nacional de Liberación (ELN).
EL PAÍS informó el pasado 1 de octubre, citando fuentes de la Seguridad del Estado, que este grupo guerrillero colombiano tenía en su poder a Pablo Martín Berrocal.
Tampoco descartan los investigadores de este suceso una combinación en la realización del secuestro de algunos de esos diversos frentes -mafia taurina, hampones, guerrilla y narcotráfico-, hecho no infrecuente en Suramérica.
De hecho, las fuentes consultádas recuerdan que en un secuestro ocurrido en Colombia se produjo una combinación de tres grupos distintos, y mientras unos realizaban la acción otros se encargaban del cobro del rescate. En todo caso, las seis personas que realizaron la acción material del secuestro de Pabo Martín Berrocal el pasado 9 de agosto tenían acento de la sierra de Ecuador, según fuentes relacionadas con este caso.
No obstante, las citadas fuentes no descartan una posible conexión colombiana en alguna fase de este suceso, toda vez que en Ecuador los secuestros son harto infrecuentes mientras que en Colombia son moneda corriente. Sí parece seguro, según fuentes conocedoras del caso, que el móvil del secuestro es exclusivamente económico, y no político, ya que los secuestradores sólo exigen dinero y no publicidad sobre la acción o el grupo.
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