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EE UU cambia el nombre del aeropuerto de Panamá

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIAL, El Ejército norteamericano ha establecido un meticuloso filtro en el aeropuerto internacional de Panamá, cerrado todavía al tráfico normal, con el fin de impedir la salida del país de personas vinculadas con el tráfico de drogas. Diecisiete días después de la invasión, todos los accesos a este país siguen bajo control de las tropas estadounidenses.

Los soldados norteamericanos que vigilan el aeropuerto, al que recientemente le descolgaron el letrero luminoso de Omar Torrijos y lo rebautizaron con el nombre de Tocumen, un antiguo guerrero indígena, poseen largas listas con los nombres de todas aquellas personas a las que no les está permitida la salida. En ellas aparecen, según fuentes diplomáticas, antiguos colaboradores del régimen de Manuel Antonio Noriega.

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El aeropuerto sigue siendo utilizado por los norteamericanos com.o una base militar por lo que las'pocas compañías aéreas que lo utilizan desde hace una semana tienen que adoptar medidas especiales para el transporte de sus pasajeros.Normalmente, los pasajeros son citados con cuatro o cinco horas de antelación a la salida de sus vuelos en hoteles o centros de convenciones de la ciudad de Panamá. Sólo se permite el transporte de una maleta por cada pasajero. El equipaje es registrado en el lugar de reunión por los soldados norteamericanos, ayudados por perros especializados en la detección de drogas. Después, un convoy militar acompaña al grupo de viajeros al aeropuerto, donde, desde hace unos días, un funcionario de la nueva Fuerza Pública Panameña se limita a estampar un sello en el pasaporte.

No se ha informado de cuándo volverá el aeropuerto a operar con normalidad, bajo control pleno de los panameños, pero, a juzgar por el despliegue militar norteamericano en la zona, parece que tardará todavía algún tiempo.

Los soldados de EE- UU mantienen aún controles similares para el acceso a la Presidencia, a la mayor parte de los edificios públicos y a algunas embajadas, entre ellas ladel Vaticano. El grupo de periodistas españoles que el viernes pasado se reunió con el nuncio, Sebastián Laboa tuvo que solicitar la ayuda del personal de la nunciatura para poder rebasar la barrera de las tropas norteamericanas.

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En la Presidencia, dos soldados norteamericanos sentados en la entrada principal se encargan de impedir el paso a todo aquel que no esté previamente autorizado por sus superiores. Se da continuamente el caso de visitantes que, a pesar de contar con el permiso de un funcionario panameño, no pueden acceder a la Presidencia porque se lo impiden los soldados. Oficiales de inteligencia norteamericanos, vestidos de civil pero armados, se pasean diariamente por la Presidencia y dan órdenes a los escoltas del propio presidente.

La seguridad de los tres principales dirigentes del país es reponsabilidad directa de los norteamericanos. En opinión de fuentes próximas al nuevo Ejército, esta situación podría provocar malestar entre los militares panameños y un jefe civil, el ministro de Gobierno y Justicia, Ricardo Arias Calderón, que no coriria en sus propios hombres. Después de varios días de absoluta calma, un soldado norteamericano fue atacado el viernes en la ciudad de Panamá por un francotirador aislado. Un alto oficial de las tropas del Comando Sur ha informado que quedan fuera del control unos 200 hombres fieles a Noriega.

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