Una gran decepción
Se dice que todo lo que toca Steven Spielberg se convierte en oro, y Regreso al futuro 1 (en la que actuó como productor ejecutivo) fue una buena muestra de esa afirmación, pero también es verdad que ni siquiera el mítico director de E. T., con todo su prestigio y sabiduría, puede transformar un proyecto insuficiente en una obra cinematográfica lograda.La continuación de esa película justamente famosa podía haber sido una buena oportunidad para prolongar sus aciertos -la ficción científica como simple pretexto para permitir que el héroe juvenil vuelva al pasado, antes de su nacimiento, para lograr que sus padres se casen y, de camino, divulgar la gloria del rock and roll-, pero, en realidad, este nuevotrabajo de Robert Zemeckis y sus colaboradores ha Ído por vías diferentes, mucho menos afortunadas, en mi opinión, y casi completamente desprovistas de interés.
Regreso al futuro 2
Back to the future 2. Producción: Steven Spielberg, Frank Marshall, Kathleen Kennedy. Guión: Bob Dale, según una idea de Robert Zemeckis. Imágenes: Dean Cundey. Música: Alan Silvestri. Director: Robert Zemeckis. Intérpretes: Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Lea Thompson. Estreno, cines Coliseum, Peñalver, Minicines Majadahonda, Pozuelo, Imperial, Excelsior, España, Lido y Luchana.
Del mundo provinciano de Estados Unidos en una época tan significativa como los años cincuenta se podían haber extraído materiales mucho más atractivos que los de este nuevo intento de saquear un rico almacén narrativo bien probado en la práctica; pero, en lugar de ahondar en las posibilidades latentes del relato original, los responsables del invento han elegido unos cuantos núcleos dramáticos -y no siempre los más acertados, por otra parte-, huyendo de todo lo que significaba renovación y cambio.
Escenas anodinas
Al humorismo de buena ley y a la crítica familiar irónica que constituía lo mejor del proyecto anterior le ha sucedido ahora una incontrolada sucesión de escenas anodinas y frenéticas en las que el enfrentamiento del joven héroe con el villano de turno, en varias épocas, acaba de cansar al espectador mejor dispuesto, sin aportarle nada que valga realmente la pena. El protagonista se convierte, por ejemplo, en un empleado pusilánime e inmaduro en un cierto futuro o en un testigo aterrado de un mundo posible -homenaje implícito, pero no declarado, al George Bailey de Qué bello es vivir, de Frank Capra- lleno de malignidad y desesperación.El personaje del sabio loco, que había dado un buen juego en la primera parte, se ha transformado además en un lunático e histérico sin interés.
Lo peor es que, vista la lógica del negocio cinematográfico, la tercera aventura de Regreso al futuro ya está en marcha y, si la paciencia del público lo permite, se podrá llegar a la número 19, como se anuncia en la misma historia con un cierto sentido del humor, en relación con Tiburón, del propio Spielberg.
De todas formas, si no se modifican profundamente sus presupuestos (lo que parece bastante dudoso, a raíz de los resultados de esta segunda parte), tales versiones sólo se convertirán en una prolongación mecánica de los elementos innovadores de la historia original.
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