Maquillaje, lujo y 'art déco' para la Quinta Avenida

A muy pocas manzanas del distrito teatral de Broadway, en el cruce de la Quinta Avenida con la calle 57, el corazón comercial de Nueva York, se está llevando a cabo una operación cosmética arquitectónica increíble. El poder y la avaricia actuán en esta zona de Manhattan de diferente forma que en la degradada Tirnes Square. Aquí, en la Quinta Avenida, sí que se está intentando conservar el espíritu del lujo que ha convertido a estas pocas manzanas situadas a tiro de piedra del Rockefeller Center y la catedral de San Patricio en el centro mundial del consumo de lujo.Los propietarios del Plaza Hotel, el Pierre, la Trump Tower y las exclusivas y elegantísimas tiendas de la calle 57 y la Quinta Avenida -Tiffany's, FAO Schwarz, Burberry, Hermes, Fendy, Lladró, Bergdorf Goodman, Bulgary, Chanci, Louls Vuitton...- han sabido presionar convenientemente para conseguir que la zona se salvara del deterioro que ataca implacablemente Nueva York.

Por una simple razón de subsistencia, el corazón comercial de Manhattan está latiendo estos días con la misma rapidez con que los operarios limpian las fachadas de los edificios e intentan adecentar la zona sur de Central Park, al tiempo que cubren de mármoles y metales dorados los lobbies de todos los edificios.

Los nuevos edificios se están construyendo respetando el espíritu del art déco, como ocurre con el número 745 de la Quinta Avenida o como ha hecho el rna4nate inmobiliario Donald Trump con su Trump Park, otro edificio art déco situado en la Sexta Avenida, la Avenida de las Américas.

El Plaza district, como se conoce ya a esta zona, es el ejemplo más claro de la indiscriminación con la que ha actuado el Gobierno municipal de Ed Koch. Mientras la especulación y, la degradación arquitectónica han triunfado en Times Square, en la Quinta Avenida todo han sido facilidades para que el lujo y la elegancia sean respetados.