Desacuerdo en la CE sobre la formulación de una condena de la intervención
Los 12 miembros de la Comunidad Europea (CE) no lograron ponerse de acuerdo sobre la formulación de una condena de la intervención norteamericana en Panamá, a pesar de que la actual presidencia francesa de la CE sometió a sus socios un proyecto de declaración común. En Latinoamérica, todos los Gobiernos han condenado la invasión, con la excepción de El Salvador, que la ha justificado "por constituir un acto de apoyo al Gobierno legítimamente electo por el pueblo panameño".
Entre los diplomáticos encargados de realizar la llamada cooperación política comunitaria, es decir los intentos de coordinar la política exterior de los doce, se palpa cierta decepción por no haber logrado un compromiso y los Estados meridionales culpan al Reino Unido y, en menor medida, a Holanda.La presidencia gala redactó un borrador en el que los doce expresaban su preocupación ante la evolución de la situación a causa de la sucesión de acontecimientos lamentables desde la anulación de las elecciones del mes de mayo. El texto concluía con una muy velada crítica a EE UU al recordar que, dada la carencia de legitimidad del poder ostentado por el general Noriega, correspondía al pueblo panameño decidir soberanamente la elección de sus dirigentes, es decir que las tropas de Washington no debían sustituir a la voluntad popular.
En línea con la reacción de su primera ministra, Margaret Thatcher, el Foreign Office británico rechazó cualquier crítica, por muy tibia que fuese, de la acción norteamericana. Madrid contestó por su parte, a París recalcando que era indispensable que el proyecto de declaración incluya una referencia contraria a cualquier Intervención militar como medio de resolver los asuntos internos de un país. No está claro si a la diplomacia española le hubiese bastado la condena indirecta que figuraba en la propuesta francesa.
La actitud de Japón ha sido bastante ambigua. En un comunicado afirma que "lamenta" la intervención norteamericana, pero que "comprende las circunstancias de la acción militar".
Nicaragua, donde el Gobierno ha decretado el estado de "máxima alerta militar", ha emitido una de las más firmes condenas y acusó a Washington de "boicotear los esfuerzos de paz en Centroamérica mediante la guerra".
A su vez, el Gobierno de Buenos Aires instó ayer al "retiro inmediato" de las fuerzas norteamericanas. En igual sentido se manifestó el presidente electo de Brasil, Fernando Collor de Mello, quien condenó la invasión y recordó la constitución brasileña que defiende el derecho de autodeterminación de los pueblos. El Gobierno del general Augusto Pinochet y los partidos que apoyan al presidente electo, Patricio Aylwin, coincidieron en condenar la invasión, en reacciones similares pero expresadas por separado.
En Uruguay, el Gobierno ha anunciado que no reconocerá al líder opositor panameño, Guillermo Endara, como presidente del país, mientras en Bolivia un grupo terrorista de extrema izquierda colocó una bomba en la Embajada de EE UU.
Guatemala también rechazó ayer la utilización de la fuerza para resolver conflictos y dijo que la invasión fue "decisión de EE UU". La Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPPAL) condenó en México "la agresión armada de EE UU".
China tacho la invasión de "violación de la soberanía nacional de un país del Tercer Mundo" y exigió la inmediata retirada de las tropas. En parecidos términos se expresaron India, Argelia, Vietnam y otros países. La Unión Soviética, ya condenó la actuación de Washington desde el mismo momento en que se inició ésta.
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