Cela recibe con música de Falla el Premio Nobel de Literatura
El escritor fue elogiado en la Academia Sueca por su aportación "a los derechos propios de la imaginación"
JUAN CRUZ, ENVIADO ESPECIAL
Entre el público que asistió a la ceremonia, retransmitida por Televisión Española, Radio Nacional y la SER, se hallaban la infanta Cristina de España y el ministro de Asuntos Exteriores Francisco Fernández Ordóñez.
En la zona de los Nobel, sobrio, el Nobel gallego recibió imperturbable las palabras de elogio que le dedicó su padrino, el académico Knut Ahnlund, quien terminó así su discurso: "Su aportación a los derechos propios de la imaginación ha sido cumplida durante casi 50 años largo tiempo en circunstancias adversas, para finalmente triunfar. La riqueza de la literatura latinoamericana se ha hecho célebre en estos últimos tiempos. No se ha observado tal vez que ella ha tenido su equivalencia en el país donde se habló por primera vez el castellano. En nombre mío y en el de la Academia Sueca le expreso mis más calurosas felicitaciones, y le ruego ahora que reciba de manos de su majestad el rey el Premio Nobel de Literatura del año 1989, que le ha sido otorgado".
Antes, el presidente de la Fundación Nobel, el escritor Lars Gillensten, pronunció un discurso filosófico sobre la necesidad del optimismo contemporáneo.
En la ceremonia todos los galardonados recibieron una música de su preferencia, desde Wolfgang Amadeus Mozart a Jonh Strauss. Para el Nobel español, una ráfaga de El sombrero de tres picos, del compositor gaditano Manuel de Falla, precedió a su presentación. No faltó ningún detalle en la principal ceremonia escandinava, y aunque el aire de todo era esencialmente sueco, las flores eran italianas, "graciosamente donadas por la Administración de Turismo de San Remo".
Al término de la ceremonia, los premios Nobel, sus familias y los académicos que les han hecho pasar a la historia se reunieron en un banquete en el que el Nobel de Padrón hizo un brindis español. Citó a Miguel de Cervantes y brindó por los reyes de Suecia, y como este pueblo "ama la paz", Cela terminó brindando por la paz.
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