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Cacciari: "El comunismo ha concluido política, social y culturalmente"

Su obra 'Drama y duelo', editada en España

Massimo Cacciari, profesor de estética en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, autor de Sobre la génesis del pensamento negativo, dedica un ensayo al teatro de Calderón en su última obra. Recién aparecida en castellano con el título Drama y duelo, es un conjunto de ensayos alrededor de los libros La torre, de Hofmannstahl, y los Diarios (1910-1911), de Lukács. Por otra parte, también ha sido publicado su libro Hombres póstumos, un trabajo en torno a la cultura vienesa de los primeros años del siglo. Cacciari argumenta su teoría filosófica en torno al concepto del "pasado como soporte", rehuyendo la interpretación del pasado como un conjunto de sistemas cerrados e interpretándolo como un continuo língüístico que se relaciona con el presente.

Militante del Partido Comunisla Italiano (PCI) en los años sesenta, tiene Massimo Cacciari la impronta, pese a su juventud, del pensador ensimismado que rehúye en su gesto y su palabra la actitud de seductores de la inteligencia que cailifica a gran parte de la actual selección teórica europea, pertenezcan sus miembros al equipo del pensamiento debil, al sociológico, al semiológico o al de los descubridores de los encantos de la socialdemocracia.Cacciasi, que continúa colaborando con el PCI en relación con la alcadía de Venecia, critica el pensamiento marxista y su consecuencia política, el comunismo, con tanta claridad como contundencia. "Marx aporta cierta idea al pensamiento europeo, según la cual el pensamiento es verdad en la medida en que ese pensamiento se realiza. Ésta era una idea que ya pertenecía al pensamiento europeo, pero que nunca había sido explicitada. Desde este punto de vista, tiene gran afinidad con el discurso de Nietzsche. Esta tendencia, que encuentra la verdad en la reahzación del hecho, viene a demostramos que el pensamiento marxiano no lo tenemos a nuestra espalda; por contra, está continuamente a nuestro lado, de frente: es común en el hombre europeo pensar que el pensamiento no vale nada si no se puede realizar. Eso es el presente, eso es el mercado. La ley del presente. Se destroza el juego del pensamiento dentro de la necesidad de realizarse; esta construcción a la realización y a la eficacia destruye elementos importantes de la dimensión estética de la vida del hombre. Es imposible vivir el juego estético del pensamiento".

Con la forma política, la contundencia es aún mayor. "El comunismo ha concluido política, social y culturalmente, sea en su forma de partido, sea en su forma de Estado. Si Marx sigue siendo un problema, es porque forma parte de nuestro sentido común como europeos".

Vuelta al pasado

Ante la. crisis del marxismo, que es en cierta medida "la consecuencia última de la crisis de la modernidad", Cacciari vuelve sus ojos al pasado, "a la continuidad língüística de nuestra cultura, a los griegos". Claro que el pasado es pasado, y en él no residen respuestas absolutas; "ya decía Aristóteles que el trabajo del pensador no era encontrar la respuesta, sino generalmente otra pregunta".Regresar al pasado supone regresar al mito. "Sí, pero también supone liberarnos de los mitos de la modernidad o reconocerlos como tales. Es regresar al mito, regresar a la palabra, a la voz, a la etimología. Por ejemplo, quedará destruido todo concepto de revolución que no asuma su etimología, es decir, que revolución supone revolverse sobre uno mismo, hacia el pasado".

¿Existe un pensamiento contemporáneo? "Existe un sentido. Un ejemplo: Freud era consciente de que no iba a encontrar ninguna respuesta definitiva a la neurosis de un cliente. ¿Qué hacía entonces? ¿Lo ponía en la calle? No. Trabajaba a través de la nebulosa, de la neurosis de su cliente, y avanzaba. Ése es el sentido del pensamiento contemporaneo: trabajar a través de las dudas, y mientras tanto, ¡vivir!".

¿Cuál sería la traducción política de ese planteamiento? "La democracia. La base del discurso democrático es saber que siempre tendremos problemas, que siempre viviremos con nuestra esquizofrenia, trabajando con ella, transformándola, y que el pasado vive a través de nuestro trabajo". "Si queremos construir culturalmente y no sólo económicamente la unidad de Europa, tendremos que interrogarnos necesariamente sobre ese pasado común que nos soporta. Después habremos de transformarlo, desarrollarlo, pero siempre en el interior de ese flujo común".

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