"Proletarios del mundo entero, perdonadnos"
Como si pertenecieran a dos mundos incomunicados que se daban la espalda entre sí, las dos manifestaciones de Moscú coexistieron en una ciudad nublada y prácticamente desierta. El espectro de opiniones reflejadas en ambas concentraciones iba desde la consigna "Proletarios del mundo entero, perdonadnos" en la manifestación alternativa, hasta "Nuestro pueblo hizo una elección en octubre de 1917 e iremos firmemente por ese camino", en la de la Plaza Roja.Entre cinco y diez mil personas, según diferentes estimaciones, se reunieron a las ocho de la mañana en las cercanías de la estación de metro Dinamo de Moscú. Respondían así a la convocatoria de la Asociación de Clubs de Electores, el Frente Popular Moscovita y el Frente Nacional Ruso, que habían recibido permilso para marchar por la ciudad hasta el Estadio Olímpico, pero no hasta la Plaza Roja.
Para encontrar precedentes de manifestaciones como la de ayer hay que remontarse a principlos de los años veinte, en vida de Lenin, cuyo polémico cadáver, por cierto, no está expuesto al público por epeontrarse sometido a trabajos de mantenimiento.
En la manifestación alternatilva, muchas banderas rusas se mezclaban con pancartas y carteles en los que se expresaba el apoyo al Grupo Interregional de Diputados, se pedía libertad de expresión y Prensa y, sobre todo, se criticaba al partido comunista (PCUS). "La ley sobre el Partido y no el Partido sobre la ley", "Estamos por el pluripartidismo", "Abolir el artículo 6º de la Constitución" (que fija el papel dirigente del PCUS), "Dejad en paz a [Boris] Eltsin", "El Golpe de Octubre fue una tragedia para Rusia" o "Durante 72 años no hemos ido hacia ninguna parte eran algunas de las consignas que junto con las fotos de Borís Eltsin o el fiscal Telman Gdlian enarbolaban los congregados.
En la Plaza Roja, los manifestantes, organizados por barrios y empresas, enarbolaban promesas de cumplir el plan, de construir asilos, daban vivas al gran Octubre y llevaban alguna que otra advertencia contra la subida de los precios. En la tribuna de invitados, Raisa Gorbachova firmaba autógrafos.
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