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Reservado para fumadores

Campaña de dos hosteleros californianos en defensa del derecho a fumar en los restaurantes

Ana Alfageme

¿Oiga? Sí, querría reservar una mesa para esta noche. Cuatro personas". "Si, señor, ¿serán fumadores o no fumadores?". "Fumadores, gracias". Este diálogo será habitual cuando se quiera reservar mesa en los restaurantes en un futuro inmediato. Así lo vaticinan David Zwaaf y Dorainic de Nichilo, dos restauradores de la mítica Beverly Hills (California, Estados Unidos).

David Zwaaf y Dominic de Nichilo han participado este fin de semana en una serie de encuentros con sus colegas -propietarios de restaurantes y hoteleros- para recomendarles que vayan pensando cómo acomodar, sin merma de confort para nadie, a fumadores y no fumadores en sus establecimientos, antes de que se les adelanten las ordenanzas municipales o estatales. Ellos tuvieron que adaptarse a las decisiones del ayuntamiento de Beverly Hills cuando decidió en 1987 prohibir terminantemente fumar en los 60 restaurantes de las famosas colinas de California, nido de astros del cine y grandes fortunas.La prohibición tuvo desastrosas consecuencias económicas: como media, los establecimientos perdieron un 30% del volumen del negocio, y algunos hasta un 50%. "Y no sólo fue eso", asegura Zwaaf con un español mexicanizado, "se perdieron puestos de trabajo y los proveedores lo notaron mucho. Incluso algunos restaurantes cerraron". La distinguida clientela se desplazó a los barrios cercanos que no ponían dificultades para que pasasen la velada entre humos de cigarrillos o vegueros. El negocio subió inmediatamente.

Mejores clientes

La ordenanza trajo situaciones injustas y confusión. Se libraban de la prohibición los banquetes privados, los restaurantes de hoteles y los bares de espera de los establecimientos, por lo que, por ejemplo, si el bar estaba situado en el centro del restaurante, los clientes que esperaban ocupar su mesa estaban autorizados a fumar y era imposible así mantener la prohibición estricta de no fumar en el área de restauración. Tampoco quedaba claro quién debía velar por el cumplimiento de la ley, que establecía multas de 100 dólares (unas 11.700 pesetas) al cliente sorprendido en el ominoso acto de fumar. "Yo, desde luego, no le digo nada a Sylvester Stallone [musculoso actor que ha encarnado a Rocky y a Rambo en la pantalla], gran fumador de puros, si enciende uno en un área prohibida", explica Zwaff.Los hosteleros de Beverly Hills se unieron entonces e iniciaron una larga batalla contra el Ayuntamiento, que consintió en modificar la ley que reserva un 40% de la superficie del restaurante para los sufridos fumadores, clientela que, por cierto, es preferida por Zwaff y De Nichilo. "Para nosotros, los fumadores son mejores clientes, sin duda", afirma rotundo Zwaff, el más locuaz, que tiene 38 años y es copropietario del Rangoori Racquet Club.

"Se dejan más dinero, comen y beben alegremente y además son más tolerantes que los que no fuman a la hora de convivir". Zwaff, como De Nichilo, no fuma y no está satisfecho con la actual situación. "Sería mejor que todo fuese más flexible", opina De Nichilo, un emigrante que a sus 50 años regenta el restaurante Da Vinci, en Santa Mónica Boulevard, a donde suelen acudir a degustar la cocina italiana los actores Lee Majors, y el ex presidente Jimmy Carter.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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