Mazowiecki ofrece hambre para hoy y pan para mañana
PIOTR ADAMSKI, El Gobierno de Tadeusz Mazowiecki hizo público ayer su radical programa económico, que bien podría calificarse como el purgatorio económico por el que debe atravesar Polonia en su camino desde el sistema comunista hacia una economía de mercado. El plan supone fuertes medidas de austeridad, incluidos cierres de empresas, paro y fuerte bajón de¡ nivel de vida, para que a finales del año próximo empiece a despejarse la perspectiva económica ante Polonia.
La determinación del equipo de Mazowiecki por establecer lo que llama "un sistema conocido en países occidentales desarrollados" está demostrada; la gran incógnita es la disposición de los polacos, cansados por la prolongada crisis, y abrumados por las vertiginosas subidas de precios de las últimas semanas, a sufrir las graves secuelas del plan de ajuste económico cuya aplicación exige el Fondo Monetario Internacional."Durante los próximos 12 meses no se puede hacer a la sociedad promesas de mejoras económicas. Decir otra cosa sería sembrar espejismos". Así de claro caracterizó su programa de saneamiento económico el ministro de Finanzas y vicepresidente del Gobierno polaco, Leszek Balcerowicz.
La primera fase del programa, que durará hasta el fin de este año, no tiene otro objetivo que estabilizar la agonizante economía polaca e impedir su total desmoronamiento. Dicha etapa supondrá fuertes sacrificios para la población. La contención inflacionaria, cuya tasa mensual llegó al 40% en agosto pasado, requerirá la reducción de la escala salarial, medida por la que ya protesta el sindicato comunista. Para paliar el enorme déficit presupuestario, el Gobierno reducirá las subvenciones para las minas de carbón, lo que provocará un fuerte aumento de su precio y del de la energía.
Otras medidas previstas en la primera fase del programa incluyen la elevación de la tasa de interés y la privatización gradual del patrimonio estatal. Balcerowicz no oculta que la política del dinero dificil se traducirá en apuros financieros y eventuales cierres de muchas empresas, pero cree que, "en el peor de los casos, la tasa de desempleo se cifrará entre un 10% y un 20%". Según economistas del partido comunista, el paro puede alcanzar la cifra del 30%, mientras el nivel de vida bajará en un tercio.
Fase decisiva
En los años 1990-1991 se producirá lo que Balcerowicz denomina como "la fase decisiva" de su programa de reformas, que significará "la implantación de las instituciones de la economía del mercado, probadas en los países occidentales desarrollados". Se trata principalmente de la privatización de gran parte de la economía; mayor independencia de las empresas del sector público; la supresión del control estatal sobre los precios (el Estado sólo impedirá las prácticas monopolistas); la convertibilidad de la moneda polaca, el zloty, a comienzos de 1990, aunque con límites para la transferencia de divisas al extranjero; la creación de la bolsa antes del 31 de diciembre de 1990; la aplicación del sistema impositivo occidental y la creación de los mercados de capitales y de mano de obra.
La occidentalización del sistema económico de Polonia propuesta por el Gobierno de Mazowiecki estará acompañada de medidas sociales destinadas a proteger a las capas económicamente más débiles. Así, están previstos subsidios de desempleo, "a un nivel que obligue a buscar el trabajo"; vales para la compra de comestibles, y el reembolso parcial del alquiler para las personas de ingresos bajos. El Gobierno desea agilizar el sistema de reorientación profesional de los parados y espera que gran parte de los despedidos de la obsoleta industria estatal encuentren empleo en el sector de servicios, en total abandono en Polonia.
El comunista y ex primer ministro Mieczyslaw Rakowski, que se entrevistó el martes con el presidente soviético, Mijail Gorbachov, declaró que éste "entiende y aprueba la política de Mazowiecki" y que no ha impuesto límites al cambio a una economía de mercado.
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