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José Luis L. Aranguren ve Madrid y Barcelona como "dos ciudades gemelas"

El pensador recibe un homenaje de la Generalitat y pronuncia hoy una conferencia sobre Europa

José Luis L. Aranguren recibió ayer un homenaje del Gobierno de la Generalitat, coincidiendo con sus 80 años, con motivo de "haber sido uno de los pensadores españoles que más comprensión e interés han demostrado por Cataluña a lo largo de su vida". Aranguren cree que la incomprensión entre Cataluña y Castilla es cosa del pasado, y arirma que Madrid y Barcelona son Mos ciudades gemelas". Añade que no le gusta el mantenimiento de "lo cañí y la movida" en la capital de España, mientras que del Gobierno catalán se podría decir que es "regionalista en el sentido peyorativo del término, es decir, provinciano". Aranguren pronunciará hoy una conferencia sobre el intelectual en la Europa de rin de siglo.

No le gusta a Aranguren que le digan que, es el castellano que "mejor ha comprendido Cataluña", coma hace una revista del Departamento de Cultura.Lo cree exagerado, pero no deja de reonocer su voluntad de diálogo con otros intelectuales catalanes. "Sobre todo en la época del franquismo. Ya teníamos unas conversaciones entre Castilla y Cataluña que se celebraban unas veces en torno a Barcelona y otras en los alrededores de Madrid", afirma, y añade: "No creo en eso del mejor, esos campeonatos... Yo no soy, nada madrileñista y muy poco castellanista, soy mitad castellano y mitad vasco y es bastante natural que sea, por así decirlo, más abierto que otros conpatriotas".

En su opinión, "cada vez hay menos diferencias entre Cataluña y Castilla. Antiguamente sí, era una mutua cerrazón. Yo he conocido catalanes muy viajeros que no habían estado nunca en Madrid y muchos madrileños que no conocían Barcelona y recuerdo, cuando era chico, que algunas personas que cuando oían hablar catalán creían oír una lengua extranjera. Creo que eso ha cambiado mucho. De hecho, Madrid y Barcelona se están pareciendo mucho y son, aunque eso no se le puede decir ni a los catalanes ni a los madrileños tampoco, ciudades gemelas. Son las dos grandes ciudades, las más cosmopolitas. Sin duda, seguirá siendo más cosmopolita Barcelona. Madrid sigue aún conservando esa tradición de lo cañí y de la movida que a mí me repugnan. Barcelona no parece tener esos factores tan acusados. Por otra parte, de dice que el Gobierno actual de Cataluña es un Gobierno regionalista en el sentido peyorativo de la palabra: provinciano".

Su visión del fenómeno nacionalista enlaza con su visión de la Europa de final de siglo, título genérico del ciclo de conferencias organizado por la fundación Acta, en el que hoy interviene: "Tengo la idea muy adentrada de que estos micronacionalismos, nacionalismos sin Estado, puedan cumplir una función integradora en la Europa de fin de siglo. Yo creo que una Europa políticamente confederada no será posible sino una vez que los Estados nacionales pierdan su importancia".

Le preocupa la relación entre gobernantes y gobernados y cree que una redimensión política que aproxime a ambos es beneficiosa. "Yo me pregunto", afirma, "si, en su propósito, no sé si en su realización, Jordi Pujol no procura establecer una relación más vivaz con sus compatriotas, llamémosles así, que Felipe González. Yo diría que en Pujol hay una voluntad más manifiesta de mantener el contacto. No es un elogio incondicional. Esa voluntad se da en Fraga y yo estoy a mil leguas de Fraga, pero Fraga va a los mercados, etcétera, mientras que no lo hace Felipe González. Yo diría que Pujol procura no padecer el síndrome del Palacio de la Generalitat".

Se define como un "cristiano heterodoxo" y acepta de buen grado que en su obra hay, como dice una tesis doctoral que se le ha dedicado recientemente, tres etapas: la primera religiosa, la segunda ética y la tercera sociopolítica, aunque matiza: "Yo diría que siempre tuve esa voluntad de interesarme por la realidad sociopolítica".

Lo que no está dispuesto a aceptar es que su influencia en el pensamiento español contemporáneo sea la mayor, después de la de Ortega, como afirman no pocos pensadores contemporáneos.

"La influencia de Ortega ha sido inmensa", dice, "no admite comparación alguna". Sobre la filosofia que hoy se hace en España y en el mundo, afirma: "Hoy la tendencia consiste en un pensamiento de tipo glosador, Habermas es glosador de la filosofía anterior. Yo alguna vez he llamado a Habermas aquello que dijo Ortega de Hartmann, zapatero remendón. Vivimos en eso y el pensamiento español es un eco de ese pensamiento que es a su vez un eco del del siglo pasado. Nuestros jóvenes filósofos no son muy originales, pero son muy lectores y muy conocedores de lo que se hace hoy".

[En el acto de homenaje, celebrado anoche en el Palau de la Generalitat, el presidente Jordi Pujol consideró a Aranguren "un amigo de Cataluña exigente" y un pensador de rigor intelectual "en un momento en, que hay tanta gente que habla por hablar"].

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