Las centrales deberán ampliar los depósitos de residuos ante la falta de un cementerio nuclear

Las dificultades que está encontrando la Empresa Nacional de Residuos (Enresa) para situar el cementerio de residuos nucleares está obligando a las centrales españolas a reacondicionar el espacio -las llamadas piscinas - destinado al almacenamiento de barras de combustible ya usadas con el objeto de aumentar su capacidad. La central de Santa María de Garoña (Burgos) ya ha realizado esta operación, conocida técnicamente como reracking. En breve, las plantas de Almaraz 1 (Cáceres) y Ascó 1 (Tarragona) podrían hacer lo mismo.

La necesidad de adoptar esta solución provisional ha adquirido cierta urgencia debido a que la actual capacidad de almacenamiento de estas dos últimas centrales quedará colapsada entre 1993 y 1994. En caso contrario, las nucleares deberían cesar la producción ante la imposibilidad de realizar nuevas recargas de combustible. Este problema fue uno de los asuntos abordados en la asamblea de alcaldes de municipios nucleares celebrada el pasado viernes en Quintana de Martín Galíndez (Burgos), población que alberga la central de Santa María de Garoña.Las piscinas de las centrales nucleares son un espacio diseñado en su momento para albergar provisionalmente el combustible ya gastado en el reactor, con el objetivo de que pierda parte de su actividad antes de ser destinado a un cementerio nuclear. Sin embargo, cuando se construyeron las primeras plantas atómicas en España no se previeron las dificultades para construir un cementerio de residuos de alta actividad. La oposición de los municipios y la necesidad. de encontrar un subsuelo idóneo son algunos de los obstáculos con que ha tropezado Enresa.

Una de las alternativas provisionales al cementerio barajadas por los técnicos, la de guardar en seco las barras dentro de sarcófagos herméticos, ha sido desestimada por su alto coste económico y por su impopularidad. La otra alternativa, el reracking, será con toda probabilidad utilizada en breve por Almaraz y Ascó.

Con esta operación lo que se hace es concentrar las barras de uranio, con lo que, por ejemplo, de la actual capacidad de 588 unidades del grupo 1 de Ascó se podría pasar a 1.300 o 1.500. Esta reordenación implicaría que la fecha de saturación prevista para 1994 se prorrogara hasta el año 2010. Otra central que en breve podría tener problemas de almacenamiento es la de Zorita (Guadalajara), la más antigua de las españolas.

La aplicación del reracking tiene como consecuencia un ligero aumento de la temperatura del agua de la piscina y la necesidad de introducir elementos que eviten el aumento de la actividad neutrónica, para lo cual los técnicos han diseñado los llamados venenos neutrónicos -materiales fabricados con boro o cadmio que absorben las partículas atómicas. Vandellòs 2 y Trillo 1 (Teruel), las centrales de más reciente construcción, ya han incorporado en sus piscinas estos venenos neutrónicos en previsión de que Enresa no solucione en breve la ubicación del cementerio.