España gasta más de 1.000 millones de pesetas al año en AZT para el tratamiento del SIDA
La recomendación oficial del Gobierno estadounidense de que los infectados por el virus del SIDA que no han desarrollado aún la enfermedad deben tomar zidovudina (AZT) no está justificada por estudios científicos, según Luis Valenciano, director médico en España del laboratorio Gayoso Wellcome, que produce el AZT. España gasta 1.000 millones de pesetas anuales en costear el tratamiento del SIDA con la citada droga. La efectividad del AZT para evitar el desarrollo del SIDA no será conocida hasta dentro de dos años, cuando finalice un estudio -en el que participan ocho hospitales españoles- que se está realizando en Europa y Australia con 2.000 "seropositivos puros" (infectados sin síntomas).
Sullivan hizo esas declaraciones tras conocerse los resultados de un estudio realizado con seropositivos, que no han desarrollado la última fase de la enfermedad, y de llevarse a la práctica supondría poner en tratamiento con AZT, única droga autorizada por la Food and Drug Administration para el tratamiento del síndrome, a unas 650.000 personas en EE UU. La cifra de portadores en España se situa entre 70.000 y 100.000 personas, según Rafael Nájera, director del Instituto Carlos III, que coordina la investigación sobre el SIDA.El director médico de Wellcome en España afirma que "el estudio norteamericano no se ha realizado con asintomáticos sino con seropositivos que tenían menos de 400 linfocitos T-4 [células que destruye el virus del SIDA] y mostraban síntomas de alarma como diarreas, fiebre o candidiasis oral. La actitud del secretario de Sanidad norteamericano me parece muy valiente. Hasta ahora se ha de mostrado que nuestro fármaco funciona en dos niveles: mejora el estado de los enfermos graves del SIDA y ha resultado positivo, también, en este segundo estudio, realizado con sujetos que no pueden considerarse enfermos pero muestran signos de ello. Ahora no encontramos en el tercer nivel: ¿Está justificado el uso de AZT en todas las personas infectadas por el virus?. De momento, la respuesta a esta pregunta es que ese uso no está justificado".,
España gastó el año pasado cerca de 1.500 millones de pesetas en el Retrovir, nombre con el que se comercializa la zidovudina o AZT en este país, en el tratamiento de los afectados por el SIDA. Oficialmente este fármaco está sólo recomendado para los "enfermos" del SIDA, pero los médicos lo usan también desde hace tiempo para los seropositivos que empiezan a desarrollar síntomas de la enfermedad, según Juan Gónzalez la Hoz, del Centro de Investigaciones Clínicas, en Madrid.
Falsas esperanzas
En el SIDA se dan varias fases claramente diferenciadas y no hay que confundir los resultados obtenidos sólo en una de ellas, dice Nájera, "es importante no abrir falsas esperanzas. No se puede presentar al AZT como una vacuna que evita el desarrollo del SIDA, primero porque ese efecto aún no se ha demostrado y, además, porque hay grupos de afectados que manifiestan intolerancia frente a esta droga y no pueden tomarla. Los tratamientos son cada vez más individualizados analizando cada caso particular y no se pueden hacer recomendaciones generales".A esta intolerancia que manifiestan algunos afectados hay que unir los efectos secundarios que presenta el AZT -como anemias que hacen necesaria la realización de trasfusiones de sangre- y el hecho de que un porcentaje significativo de seropositivos no desarrollaran nunca el SIDA. "Los estudios realizados no coinciden en la previsiones porque hay muchas diferencias según se trate de personas que realizan habitualmente prácticas de riesgo o personas que se han contagiado accidentalmente, pero oscila entre un 30%. de los primeros y un 10%, de los segundos", según Valenciano.
España es el país europeo que aporta mayor número de "seropositivos puros" -cerca de 400- a la investigación que se está realizando para comprobar el efecto del AZT sobre ese colectivo. Participan hospitales de Madrid, Valencia, Barcelona y Sevilla. Se está realizando otro estudio paralelo con hemofílicos en Barcelona y Zaragoza. Los resultados finales no se conocerán hasta dentro de dos años. Cada seis meses se reune un comité internacional para evaluar periódicamente los datos. La primera de estas reuniones será en septiembre.
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