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Desciende el interés entre los españoles por el cine nacional

Las películas catalanas tienen presupuestos inferiores a las que se producen en el resto de España; reciben también menos subvenciones; recaudan, desde 1983, menos dinero del que cuestan; y se difunden entre un público progresivamente desinteresado por el cine catalán en particular y español en general. Estos son algunos de los datos inventariados por el Centre d'Estudis de Planificació (CEP) en su estudio Estructura, evolució i elements per a la planificació de la industria del cinema a Catalunya. El amplio trabajo del CEP equivale a un auténtico libro blanco sobre la situación del cine en Cataluña y actualiza el estudio realizado por el economista Carles José Solsona, que hace dos años fijó para julio del año 2000 el momento de la desaparición de la última sala de exhibición de la provincia de Barcelona. Lluís Bonet, Xavier Cubeles y Josep Maria Miralles son los autores del trabajo del CEP. Entre los datos que manejan destaca el hecho de que si el costo medio, en 1987, de una película española era de 110 millones de pesetas, ese mismo año la media catalana no superaba los 94 millones; que el promedio de dinero recibido en concepto de subvención anticipada era, para los filmes del resto de España, de más de 40 millones, mientras que los proyectos surgidos de Barcelona se quedaban en los 37; que si en 1986 un 13% de los españoles consumían imágenes producidas en España, en Cataluña el porcentaje apenas superaba el 11%.

Bonet, Cubeles y Miralles hacen hincapié en el carácter rural de la localización de la mayoría de los locales cerrados- de los 620 radicados, también en 1969, en localidades de menos de 10.000 habitantes, se ha pasado a sólo 127-. En su estudio aseguran que la decadencia de las salas de exhibición no debería comportar crisis alguna de producción puesto que, según sus estimaciones, Cataluña contaba en 1984 con 675 millones de espectadores, de los cuales sólo el 3% acudía a los cines, mientras que el porcentaje alcanzaba un 12% cuando se refiere a quienes contemplan filmes gracias al vídeo, y el 85% restante recurre al televisor cuando desea ficciones audiovisuales.

Además, el estudio considera que el índice de frecuentación cinematográfica de los catalanes es muy alto en relación con el de la mayoría de países europeos.

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