Rusos y bálticos chocan en el Parlamento soviético
Diputados de las repúblicas bálticas y rusos chocaron ayer en el Parlamento soviético, que debatió acaloradamente el proyecto de ley para dar autonomía económica a Estonia y Lituania. Las discrepancias, motivadas por consideraciones políticas, económicas y de procedimiento, enfrentaron a dos viceprimeros ministros del recién formado Gobierno de Nikolai Rishkov. Mientras tanto, las informaciones sobre la huelga en Estonia diferían según fuera su origen. Un portavoz del Partido Comunista de Estonia calculaba que 5.000 personas estaban en paro, mientras un portavoz del Interdvizhenie (el Movimiento Internacionalista), la entidad convocante, afirmaba que su número era de 12.000.
Mik Titma, el jefe de ideología de los comunistas estonianos, manifestó que los astilleros de Talin habían decidido reemprender el trabajo y otros intentos de extender el paro habían fracasado. La huelga es una señal de protesta por la política de la dirección estoniana, que Interdvizhenie considera discriminatoria para la población rusoparlante. Uno de los puntos más sensibles ha sido el plazo de residencia obligatoria de cinco años para poder votar, previsto por la primera variante del proyecto de ley de elecciones locales aplazado por el Parlamento estoniano.En el frente de los conflictos laborales, la agencia Tass informa de la vuelta al trabajo de los mineros de Vorkutá, en el círculo polar Artico. Con ello, y la total normalización de la cuenca del Donbas, la oleada de huelgas ha remitido de momento. Gorbachov, sin embargo, se curaba en salud para el futuro leyendo ante el Parlamento dos telegramas que exhortaban a evitar la huelga. Uno de ellos era de un grupo de ferroviarios y parecía destinado a atajar los rumores sobre una eventual huelga en este sector, el uno de agosto.
Derechos de la minoría
El diputado estoniano Evgueni Kogan, uno de los líderes del Interdvizhenie, estuvo a punto de provocar la salida en masa de casi todos los diputados del Báltico, cuando intentó intervenir ante el Parlamento, pese a no estar inscrito en el turno de oradores. El descenso de Kogan, apoyado en sus muletas, hacia la tribuna puso en pie a los diputados del Báltico, incluido el jefe del Gobierno de Estonia Indrek Toome y la vicepresidenta del Gobierno de Lituania, Kazimira Prunskena. Kogan, que no se ha recuperado aún de un accidente automovilístico, trabaja en una empresa pesquera de carácter estatal y ha intervenido esta semana en nombre de una minoría rusa que considera menoscabados sus derechos por la mayoría nacional estoniana.
El centro del debate parlamentario fueron las incompatibilidades entre el proyecto de autonomía económica para las repúblicas del Báltico, que debe entrar en vigor en enero de 1990, y otro proyecto estatal sobre los principios básicos que deben regir los proyectos de autonomía económica. Indrek Toome manifestó que este proyecto, presentado al Parlamento con una introducción de Rishkov, había sido difundido precipitadamente la noche anterior.
El proyecto para la autonomía económica de Estonia y Lituania, al que se sumará en breve Letonia, ha sido preparado por la Comisión de Reforma Económica del Soviet Supremo con participación de economistas de instituciones centrales y del Báltico.
Leonid Abalkin, el economista de tendencia reformista convertido en primer vicepresidente del Gobierno, manifestó que en vista de la situación por la que atraviesa la URSS hay que poner en marcha la autonomía económica del Báltico a partir de enero de 1990. Su colega Yuri Masliukov, que además de vicepresidente del Gobierno es presidente del Gosplan (Organismo Central de Planificación) y miembro suplente del Politburó, opinaba que el proyecto del Báltico aislado iba en perjuicio de otras repúblicas y entraba en conflicto con la preparación de los planes para 1990.
Dos comisiones parlamentarias trataban de elaborar anoche una variante mayoritariamente satisfactoria, pero el debate había puesto de manifiesto que algunos sectores del parlamento veían la unidad del Estado amenazada por las libertades del Báltico.
El economista Pavel Bunich reprochó a Vitali Vorotnikov, presidente del Soviet Supremo de la República Federativa Rusa, el no tener aún un modelo de autonomía económica. Algunas zonas rusas, como Moscú, Sverlovsk o la república autónoma de Tataria, pretenden también la autonomía financiera desde 1990 y el Kuzbas y Kuibishev se han unido a ellas, según dijo Abalkin.
Uno de los diputados rusos exhortó a rechazar el proyecto de autonomía económica para las repúblicas bálticas en tanto Rusia no haya elaborado otro semejante.
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