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En 10 años, África ha perdido la mitad de sus elefantes

El número de elefantes africanos no está muy claro. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) maneja los datos del Grupo Especialista del Elefante y Rinoceronte africanos (AERSG) y del informe Burrill & Douglas-Hamilton, ambos de 1987. Según el primero, son 763.690. Según el segundo informe, 1.020.556. En ambos casos se calcula que casi el 75% de la población está localizada en la zona central y oriental del continente. Zaire, Tanzania, Sudán, Zambia, Congo, Kenia y Gabón son los países que albergan mayor número de elefantes.El seguimiento de la evolución de las cifras resulta especialmente significativo. Según el informe de los expertos Douglas-Hamilton, Kenia tenía 130.570 elefantes en 1973; en 1987, sólo 19.749. Tanzania tenía 184.872 en 1973, y 87.088 en 1987. Uganda pasó de los 17.620 en 1973 a los 1.855 en 1987. Las caídas más drásticas y polémicas se produjeron en Uganda en los años setenta, donde el Ejército de Idi Amín mató a elefantes de los parques nacionales para obtener marfil. En la reserva Selous Game de Tanzania, el número cayó de 109.000 en 1977 a 55.000 en 1987. En el parque de Tsavo, en Kenia, han desaparecido el 90% de los elefantes en los últimos 15 años. En general, se calcula que la población de estos paquidermos en África se ha visto reducida en un 50% en los últimos 10 años.

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El marfil pasa a la historia

Control inútil

África ha pasado de exportar una media de 200 toneladas anuales de marfil en los años cincuenta, a las 900 toneladas de 1979, cantidad que se mantuvo en los años siguientes. Aunque en 1986 y 1987 cayó hasta las 300 toneladas, este descenso es engañoso; porque la desaparición de los grandes machos ha provocado la caza de un mayor número de animales para conseguir la misma cantidad de marfil. Así, el número de elefantes matados en 1987 ha sido casi el mismo que en 1979.Los principales países exportadores en la última década han sido Sudán, Burundi (que no tiene elefantes), la República Centroafricana y el Congo. La mayor parte de los cargamentos procedía de los vecinos Zaire y Tanzania. Según el WWF, este tráfico intracontinental hace inútil el sistema de control y cuotas establecido por el Cites para proteger a las especies en peligro de extinción.

En un gesto espectacular destinado a demostrar el interés de Kenia por la conservación del elefante africano, el Gobierno keniata decidió quemar la semana pasada doce toneladas de marfil -unos 4.000 colmillos valorados en tres milliones de dólares (375 millones de pesetas), que constituían la totalidad de sus reservas.

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