Un acuerdo para la tranquilidad
F. M., Fuentes de la OTAN afirmaron ayer en Bruselas que es necesario "esperar el resultado de las investigaciones antes de cualquier reacción oficial sobre el suceso". Y el Gobierno belga parece mantener la misma opinión. El ministro de Defensa belga, Louis Toback, se trasladó al lugar donde se estrelló el Mig-23 soviético al conocerse la noticia.
La tranquilidad con que el incidente del Mig-23 fue acogida en el seno de la Alianza se explica, según fuentes de éste organismo, por el acuerdo firmado el pasado 12 junio por Estados Unidos y la URSS para evitar "la escalada de la tensión como consecuencia de accidentes fortuitos o involuntarios de caracter militar".
El acuerdo fue suscrito por el almirante estadounidense William Crowe y el general soviético Mijail Moiseiev. Esto explica que los dos F-15 del 32 Escuad rón de la base aliada de Soesterberg (sur de Holanda), que, alertados desde la RFA, salieron a interceptar el aparatofantasma soviético, no abrieran fuego para derribarlo, una vez que comprobaron que volaba sin piloto, siguiendo un rumbo ciego.
El piloto había saltado en territorio del Este, lo cual dio pie desde un primer momento a la hipótesis de un fallo técnico y parecía excluir la posibilidad de un intento de deserción, como fue el caso del Mig-29 que aterrizó hace un mes en Turquía. Entonces los soviéticos recuperaron el avión sin problemas.
En fuentes de la OTAN se señala que el Mig-23 estrellado ayer en Bélgica es "un avión bastante antiguo". Este modelo es del año 1971, aunque en 1975 y en 1976 se le introdujeron mejoras. Según las mismas fuentes, "el Mig-23 es un avión de ataque, pero puede ser utilizado en acciones de defensa aérea y como interceptor". Su radio de acción es de entre 450 y 900 kilómetros y los soviéticos, aunque han comenzado a sustituirlo por el Mig-29, cuentan con bases en la RDA, Checoslovaquia, Polonia y en los distritos occidentales de la URSS. De cualquiera de estos puntos pudo partir teóricamente el aparatro estrellado en la aldea de Kooigem. Las autoridades soviéticas han defendido ante la OTAN que los Mig-23, dadas sus características, no deben ser incluidos entre los aviones de ataque susceptibles de reducción en las conversaciones de desarme convencional.
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