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Kohl confía en la buena estrella del 'ciclón Gorbachov'

Bonn volvía ayer a la normalidad tras el paso del ciclón Gorbachov por la República Federal de Alemania (RFA). La visita del presidente soviético ha oscurecido completamente las elecciones europeas que se celebrarán mañana, al tiempo que ha suavizado un tanto el carácter decisivo que tan sólo hace una semana parecían tener estos comicios sobre la continuidad del canciller federal, Helmut Kohl, al frente del Gobierno y de su propio partido, la Unión Cristiana Democrática (CDU).

Las últimas encuestas, sin embargo, insisten en augurar no más de un 36% de los votos al partido de Kohl y sitúan a sus compañeros de coalición, los liberales del ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, en el límite justo del 6% necesario para obtener representación. Según una encuesta hecha pública el jueves por el instituto demoscópico Infratest de Múnich, los sociáldemócratas del SPD serían los triunfadores de las elecciones europeas al lograr un 40% de los sufragios, lo que no deja de representar una pérdida de más de dos puntos respecto a lo obtenido en los últimos comicios para el Parlamento de Estrasburgo, en 1984. Los verdes, si bien obtienen un 9%, según esta encuesta, pierden también un punto.Pero si todos los partidos del arco parlamentario saldan con pérdidas su participación en estas elecciones, no sucede lo mismo con la extrema derecha. Los republicanos de Franz Schoenhuver alcanzan en todas las encuestas, y también en ésta última, cifras por encima del límite del 6%, lo que les asegura su presencia en Estrasburgo. Sin embargo, el auténtico triunfador de estas elecciones será la abstención, que se sitúa en torno al 50%.

La visita de cuatro días del líder soviético a la RFA fue explicada ayer en el Bundestag (Parlamento federal) por el canciller Helmut Kohl, quien aprovechó la ocasión para insistir en la inmutabilidad de los lazos de su país con los aliados de la OTAN, y en despejar cualquier sospecha de que la amistad con la Unión Soviética pudiera ir dirigida contra nadie.

El contenido real de la visita de Gorbachov, más allá del enorme efecto psicológico que ha tenido en una opinión pública a la que la imagen conciliadora del líder reformista del Kremlim alivia de sus más profundos miedos, no parece contar con demasiados resultados concretos. La ya llamada Declaración de Bonn, llena de buenas intenciones, exige ser llenada de contenido, según los medios políticos, y la cooperación industrial y financiera tendrá que esperar tiempo antes de poder ser valorada por sus resultados.

Éxito espectacular

Nadie en el Bundestag puso en duda ayer el éxito espectacular de la visita del líder soviético. El propio Willy Brandt no tuvo más remedio que admitir que se trataba de "un indudable éxito del Gobierno". Genscher, sin embargo, cuya supervivencia política depende siempre de que su pequeño partido, el FPD, supere ese milagroso 6%, echó ayer un capote al viejo líder socialdemócrata y recordó en el Bundestag que todo lo sucedido recientemente es posible gracias a la ostpolitik comenzada por Brandt. Un recuerdo que también tuvo el jueves el propio Gorbachov en Dortmund. Sin embargo, el efecto que la visita de Gorbachov puede tener en las elecciones de mañana se desconoce. Los comentaristas políticos no se atreven a pronosticar si la presencia de Kohl junto al líder soviético servirá para hacer subir los pobres resultados que las encuestas pronostican para la CDU.

El peligro disminuye

El puesto de la CDU al frente del Gobierno, sin embargo, parece peligrar menos que hace tan solo una semana. Ayer mismo, el candidato con más posibilidades de sustituir a Koffl en la cancillería, el presidente del Estado federado de Baden Wurtenberg, Lothar Spaeth, en unas declaraciones a Die Welt, aseguraba que su partido sacará más del 40% y que no se está produciendo en el seno del partido ningún debate sobre la figura del canciller y mucho menos sobre su posible sustitución por él mismo.

El comentario más irónico que se puede escuchar en este sentido es el que asegura que es son los socialdemócratas quienes no desean la sustitución de Kohl para tenerlo así como enemigo en las elecciones generales del año próximo y no a un Spaeth mucho más fuerte.

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