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¡Viva la revolución!

Lluís Pasqual se despide del Centro Dramático Nacional con la 'Comedia sin título', de Lorca

Pasqual, el director que más tiempo ha permanecido al frente del Centro Dramático Nacional (CDN), que se encontró con "un teatro con goteras, dotado todavía de una estructura de teatro nacional franquista", y que él y su equipo supieron convertir en un verdadero teatro, democrático y europeo, se despide del CDN abriendo sus puertas a la revolución y facilitando así, paradójicamente, la destrucción del mismo. Se trata, claro está, de una revoluciórt utópica y de una destrucción metafórica y teatral, lo que no quita ese instante de pasmo que a buen seguro va a vivir más de un espectador. Pasqual se despide del CDN montando (estreno el 23 de este mes) la Comedia sin título, una de las piezas irrepresentables de García Lorca

La noche del estreno, cuando el público entre en la sala, va a encontrarse con un ensayo. En el escenario, los actores Alfonso del Real (Lanzadera-Píramo), Pedro del Río (Cartabón), Chema de Miguel Bilbao (Flauta y Tisbe), José Antonio Correa (Hambrón), Cesáreo Estébanez (Berbiquí) y Juan Polanco (Morros) ensayan la escena primera del tercer acto de El sueño de una noche de verano (traducción de Jaime Gil de Biedma), que, como es sabido, transcurre en el mágico bosque de Titania (Marisa Paredes), la reina de las hadas.Ensayan ante el autor-director de escena (Imanol Arias). Transcurridos unos 20 minutos, cae un telón, la función queda suspendida y por los altavoces se escucha la que quiere ser la voz de Lorca (en realidad es la de Juan Echanove). En su sermón, como luego lo calificaría el autordirector de escena, Lorca, dirigiéndose al público, le dice: "Venís al teatro con el afán único de divertiros y tenéis autores a los que pagáis, y es muy justo, pero hoy el poeta os hace una encerrona porque quiere y aspira a conmover vuestros corazones enseñando las cosas que no queréis ver, gritando las simplísimas verdades que no queréis oír".

Para Pasqual, ese sermón que abre la Comedia sin título, y que luego hace suyo el autor-director de escena, con la voz y el gesto de Imanol Arias, podría ser una vieja grabación de Lorca pronunciada con motivo de un hipotético Día del Teatro (en el caso de que en 1935, fecha en que escribió la Comedia sin título, existiese ya el Día del Teatro), hallada en una fonoteca de Buenos Aires.

"No me gusta", dice Lluís Pasqual, "comparar la Comedia sin título con El público. Pero, puesto a hacerlo, le diré que la Comedia es, viene a ser, la otra cara de la moneda. Si El público era un viaje de Lorca hacia dentro, la pieza que ahora estrenamos es ese mismo viaje pero hacia afuera. Es una obra más dura (todo lo duro que pueda ser el teatro), mucho más dura que El público. Al parecer, a Lorca ya no le basta el juego de espejos para intentar encontrar la verdad, no le sirve. Y entonces huye, incapaz de elaborar un núevo discurso, abandona el teatro... abriendo sus puertas a la revolución. Una revolución que no es más que una utopía, claro. Yo la presento como un reportaje, en blanco y negro, como si se tratase de unos metros de un filme de Eisenstein. Revolución rusa, claro, con La Internacional de fondo, en ruso. Qué otra cosa si no podía ser la revolución para Lorca, en 1935, una utopía tan dístinta a esa guerra fratricida que acabó con él".

Pasqual había pensado montar la Comedia sin título con anterioridad a Elpúblico. "El público", dice, "me parece una obra menos hecha, menos acabada, pero con más texto que la Comedia. No me refiero a la extensión, claro está, sino al hecho de que en la Comedia, que yo considero una obra acabada -una vez la revolución ha entrado en el teatro, ¿qué más puede ocurrir?-, está llena de obviedades, los pasos de una escena a otra están mal resueltos. Pienso que le falta una revisión, una última y definitiva redacción. Pienso también que la Forma, la estructura, sigue siendo válida hoy día, pero no la elaboración del discurso. El estado de ánimo del autor es transportable a hoy día. Lorca sabe, sabía'h,acer poesía, ritmo, literatura", Pasqual cita el sermón, "sabía traer al escenario 'el perfume de los lirios blancos o la columna salomónica turbia de palomas de oro'. Pero no quería insistir en esa línea. Quería otro teatro, otra cosa. Hoy ocurre algo parecidc): aparte de ese teatro bien hecho que más o menos hacemos todos, ya nadie sabe qué hacer. Estamos viviendo un momento estéril para el teatro. Algo debe cambiar -es la esperanza expresada por Peter Steín: 'Algo ocurrirá en un momento u otro'- Tal vez aparezcan nuevos textos, o una nueva manera de montar e interpretar el teatro. No sé. Lo importante es que Lorca era consciente de esa limitación, y se planteó la necesidad de ese nuevo teatro, de manera apasionada y ejemplar. Eso es lo que me fascina. En tal sentido, la Comedia sin título es un verdadero regalo".

Obra dura

Para Pasqual, la obra es dura para con el público -un público de comedia benaventina-, pero también para el propio autor Lorca está cabreado con el público y consigo mismo. Porque no sabe cómo salirse de aquel teatro. "La interpretación de Imanol", dice el director, "ha de ser la de un personaje cabreadísimo al que ha de notársele que está a 39 de fiebre; una interpretación muy personal y pasional, con frases de un desplante y de una poesía muy lorquianas, como cuando dice: 'Yo no soy un caballero ni quiero serlo. Soy un agonizante de Dios'. Frase en la que el autor se pone estupendo, pierde, por así decir, el control, para, al instante, burlarse de sí mismo con un rotundo: '¡Zarandajas!".Pasqual admite que en la pieza hay un cierto tonillo didáctico y político, que sin la poesía de Lorca hubiese hecho que la obra se viniese abajo. "Pero", dice, "hay muchas más cosas en esa obra, y por encima de todas, la apasionada actitud del autor frente a su propio teatro". Pasqual piensa que ese Lorca cabreado, apasionado, explosivo, "hecho una moto", hubiese terminado, de no haber muerto, escribiendo un teatro realista: "La casa de Bernarda Alba", dice, "ya iba un poquitín por ahí".

La Comedia sin título estará en cartel hasta mediados de julio.

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