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LA REVOLUCIÓN ISLÁMICA, DE LUTO

La discreción rentable de un hombre de Estado

Las dos terceras partes de los 83 miembros de la Asamblea de Expertos (Majlis Jobregán) designaron ayer a Sayúd Alí Jamenei nuevo líder de la revolución iraní. Hoyatoleslam del islam shií, presidente de la República Islámica desde octubre de 1981, Jamenei ha dejado sobre la política iraní una impronta que le convierte en un hombre clave para mantener los alambicados equilibrios políticos sobre los cuales se asienta el régimen de Teherán. El otro polo de poder es su rival político, hoy aliado, Rafsanyani, a quien él propuso a Jomeini como jefe militar supremo. El cargo le correspondía a él mismo

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Nacido en 1939 en Mashad, la capital religiosa del noreste iraní, Alí Jamenei estudió con los grandes ayatollahs de su ciudad natal y luego en la universidad de Teherán. Protagonista de primera hora de la revolución, por cuya causa fue encarcelado y torturado, Jamenei fue seguidor del ayatollah. Tahlegani, el dignatario islámico más homologable a la izquierda antes de la revolución y en cuyos albores murió. También fue colaborador del ayatollah Sayed Mohamed Bejesti, la principal cabeza del régimen hasta que voló por los aires en un atentado en 1981.En aquel mes en el cual Irán entero fue escenario de una verdadera guerra civil, Alí Jamenei sufrió un atentado que le inutilizó la mano derecha y le dejó sin habla durante meses. La milagrería popular atribuyó su suprevivencia a una santidad que casaba bien con su aspecto discreto y silencioso, con la profundidad de sus convicciones que le llevaron incluso a presentar la dimisión ante Jomeini por una cuestión doctrinal. La dote que Jamenei aporta a la política iraní es su sentido de Estado. Procura alejarse de las contingencias de la política del Gabinete, en el cual posee aliados como el ministro de Asuntos Exteriores, Alí Akbar Velayati; fue el dirigente iraní más preocupado por nivelar el protagonismo entre las Fuerzas Armadas y los Guardianes de la Revolución en los frentes de guerra.

Hizo en 1983 una apertura diplomática hacia Arabia Saudí y ha desplegado esfuerzos para retener a Siria como aliado de Irán en la guerra contra Irak. No obstante, el primer ministro Mir Hussein Mussavi le acusó de tener conocimiento de actos violentos extrafronterizos, en una tensa correspondencia cruzada.

Perteneciente a una escuela doctrinal partidaria de otorgar todo el peso interpretativo sobre el Corán, el libro sagrado de los musulmanes, frente a los pluralistas como Jomeini o Raflanyani que nivelan Corán con el peso de las tradiciones y de la lógica, Jamenei presenta la contradicción típica de los líderes iraníes. Los que mantienen posiciones conservadoras respecto a la propiedad privada, el comercio exterior o la reforma agraria son los más intensamente progresistas en sus planteamientos exteriores, mientras que los más avanzados en sus planteamientos económicosociales internos, se muestran más proclives a una cierta aproximación a Occidente. Jamenei ha sabido mantenerse en la primera línea de la política desde la presidencia, que supo fortalecer pese a la devaluación que el acoso y derribo de su antecesor Abolhassan Banisadr le había deparado.

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