Chillida, Goya, Velázquez

"Desgraciadamente, la colección de Düsseldorf comprende exclusivamente pintura de este siglo. De incluir también escultura, desde luego no faltarían obras de Eduardo Chillida, otro gran amigo mío por el que siento una profunda admiración y sobre el que también he escrito un libro". Y Schmalenbach añade, bromeando, que, de no haberse autoimpuesto límites cronológicos, hubiera intentado tener también entre los autores de su museo a Goya y Velázquez. "Y no El Greco", puntualiza, dejando bien sentado que la selección depende exclusivamente de su apreciación personal, considerada una de las más sagaces de la actualidad artística.Como demuestra la obra que ha reunido, el director siente una especial atracción por España, país que visita con frecuencia. Recientemente asistió a la última edición de Arco y, según afirma, por primera vez constató "la vitalidad artística de Madrid". "No veo un Tápies entre las nuevas generaciones, aunque puede que esto ocurra por mi culpa, por no estar lo suficientemente próximo a ellas. Sin embargo, en Arco tuve ocasión de descubrir un nuevo dinarnismo, sin que se pueda hablar aún de un nuevo movimiento. Y eso me inclina a mantener cierta esperanza con respecto a este país, más que con otros".

Algo es algo, porque Sclimalenbach no figura ciertamente entre los que observan el futuro de las artes plásticas con optimismo: "Hoy, los grandes bancos, las empresas aseguradoras, las compañías de prestigio, compran pintura a manos llenas. Cuando esto no ocurría, los que estábamos en el sector lo deseábamos intensamente. Pero ahora hemos llegado a una aceptación total del arte, todo vale. Se ha roto el espíritu de lucha, la burguesía ya no es la enemiga del artista, simplemente le abraza y todas las revueltas mueren en el abrazo. Esta aceptación es la causa de la crisis actual. Se me puede objetar que no estoy nunca contento y puede que así sea. Pero creo tener derecho, cuando veo tanto vanguardista convertido en artista de salón".