El negocio del marfil

La decisión de los Gobiernos de la CE de apoyar la total prohibición del tráfico internacional de marfil ha sido bien acogida. Pero el Reino Unido y los demás países deben hacer mucho más para que los elefantes africanos sean salvados de la extinción.Cuando la Convention International Trade in Endangered Species (CITES) fue firmada en 1973, los elefantes indios fueron inmediatamente adscritos al apéndice primero, que prohíbe el comercio de éstos en su totalidad. Pero los africanos fueron incluidos en el segundo apéndice, que permite un comercio controlado.La firma de este acuerdo fue la causa de que dos millones de estos grandes animales continuasen errando por la selva. No se previó ninguna amenaza sobre su futuro: desde entonces, su población ha disminuido hasta aproximadamente unos 700.000.

De acuerdo con este argumento, los esfuerzos internacionales deberían concentrarse no sólo en cambiar la ley, sino en intentar reforzar la actual. Los países más ricos deberían ayudar al Tercer Mundo con más fondos y equipamiento para capturar a los delincuentes. Al mismo tiempo deberían fomentar la conservación de las manadas de elefantes africanos.

El mundo puede vivir felizmente sin el marfil. El mundo podría sobrevivir sin el elefante, pero sería un lugar muy triste, y posteriores generaciones podrían preguntarse por esta libertina e innecesaria matanza.

, 24 de mayo