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Alfonsín opta por afirmarse en el poder hasta diciembre

Argentina espera el nuevo Gabinete de crisis para afrontar la economía de guerra que anunció el martes por la noche el todavía presidente de la República, el radical Raúl Alfonsín, en el mismo mensaje a la nación en el que anunció su intención de cumplir el mandato presidencial de seis años, que finaliza el próximo 10 de diciembre. Los bancos no realizarán operaciones de cambio; hasta el próximo lunes reintegran depósitos sólo hasta un máximo de 20.000 australes (unas 14.000 pesetas) por persona, y se espera conocer el domingo los detalles de un nuevo plan económico.

Tras el estancamiento de las negociaciones entre radicales y peronistas, para anticipar la transmisión de poderes, Alfonsín no tenía otra alternativa que dimitir o tomar las riendas del poder. Los iniciados dicen que el presidente pasó por una fase depresiva a raíz del fracaso electoral de su partido, la Unión Cívica Radical (UCR). De ahí partió su oferta de renunciar anticipadamente a la presidencia, una de las pocas bazas que le quedaban para salvar su imagen ante la historia. Frente las cámaras de televisión compareció un Alfonsín crispado, que habló sin leer un texto y que por momentos adoptó el tono de se van a enterar ahora de lo que vale un peine.Las explicaciones del fracaso en las negociaciones entre peronistas y radicales abarcan desde los diferentes estilos de negociación a los obstáculos legales que se presentaron como insalvables. Parece que el candidato peronista, electo como futuro presidente, el gobernador de La Rioja Carlos Menem, no soportó el tono intimidatorio y una especie de ultimátum que le imponían los radicales. Chocaron aquí, al parecer, los estilos personales de Alfonsín y Menem, que, aunque no negociaban mano a mano, estaban entre bambalinas. Como dan a entender algunos iniciados, se trataba del choque de dos personalidades, "un gallego impulsivo y frontal, Alfonsín, y un árabe lleno de vueltas y de indefiniciones, Menem".

Aparte de estos problemas de estilo estaba de por medio el intento de ambas partes de capitalizar de forma partidista la situación. Los radicales querían implicar a los Peronistas en las medidas antipopulares. Un asesor peronista expresó de forma drástica, al corresponsal de este priódico, que "los radicales no sólo querían que nos salpicara la mierda, sino meternos de lleno en ella"

Menem no quiso comenzar a desgastarse políticamente con su apoyo a un plan económico, sin haber llegado siquiera a la presidencia. Cuando regresó desde su provincia a Buenos Aires, el pasado lunes, Menem dejó bien claro que no estaba dispuesto a apoyar los tarifazos (subidas de precios de servicios públicos) y otras medidas impopulares, contra las que había centrado su campaña electoral.

Además de cuestiones temperamentales y de política partidista, estaba en juego una seria cuestión constitucional y legal sin resolver. El artículo 77 de la Constitución argentina establece que el mandato del presidente y vicepresidente dura seis años. Acortarlo en esta situación, por la crisis económica, significaba crear un peligroso precedente cara el futuro y dejaba abierta la puerta a manipulaciones de los textos legales para remover a un presidente del poder. Esto tampoco interesaba a Menem.

Vacío de poder

Esta constelación motivó a Alfonsín a tomar el toro por los cuernos y anunciar al país que está dispuesto a gobernar hasta el final, después de varios días de incertidumbre y palpable sensación de vacío de poder. El problema es que ante la crisis argentina no basta con la voluntad de ejercer el poder, ni los anuncios dramáticos de una economía de guerra.Argentina se encuentra ya en la hiperinflación. Los comercios remarcan incluso más de una vez al día los productos. Para este mes se habla de que los precios subirán un 70% y se cree que en junio superarán el 100%. La cotización del dólar permanece suspendida y los bancos no pueden devolver los depósitos, y sólo los límites fijados para los retiros impiden las quiebras masivas. Ni los más optimistas piensan que el nuevo Gabinete que nombrará Alfonsín, ni tampoco el plan económico que se publicará el domingo, vayan a aportar una solución a la crisis. El ministro de Economía, Juan Carlos Pugliese, reconocía de forma patética, en declaraciones formuladas el pasado lunes, que "a nadie le interesan ni nadie cree en las medidas de este Gobierno".

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