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Lecciones de demografía para el nuevo milenio

La directora de Población de la ONU minimiza la acción de la Iglesia frente al control de natalidad

Ana Alfageme

"La religión sólo tiene influencia demográfica en las comunidades paupérrimas de los países pobres", dice Nafis Sadik, directora del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU), en una con versación con EL PAÍS durante un seminario informativo celebrado en Helsinki, ante la postura de la Iglesia condenando desde varias instancias la anticoncepción por métodos artificiales. Al frente del aparato mundial más importante de ayuda multilateral a los programas de población, Sadik avisa de los peligros de la superpoblación como bomba ecológica.

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Esta ginecóloga paquistaní de buena cuna, se educó en EE UU y fue directora del programa de planificación familiar de su país antes de integrarse en el FPNU en 1971. Años más tarde, en 1987, fue nombrada para el puesto que ahora ocupa, con rango de subsecretario general de las Naciones Unidas. Tiene 500 personas a su cargo y más de 22.000 millones de pesetas de presupuesto en 1989 para programas de población en los países en desarrollo. La mitad del gasto se destinará a planificación familiar, sin sombra, según dice, de actuar como una especie de big brother. "No aconsejamos ningún método en particular para con-trolar la natalidad, hay que ofrecerlos todos y que la gente elija. Nosotros no damos consignas sobre el tamaño que ha de tener la familia. Se conocen casos como el de China -'una familia, un hijo'-, pero sólo damos recomendaciones en el sentido de que se espacien los embarazos: para que no corra peligro la madre hay que separar entre tres y cinco años los embarazos% dice. En 1987 el organismo financió 2.756 programas en 134 países.Conserva un entusiasmo evidente "debido a los pequeños progresos parciales". Será por la contribución del FNUP, en sus 20 años de vida, a las tasas actuales decrecientes de fecundidad en el 90% de la población. "Y allá donde voy, me escuchan". Recuerda una visita reciente a Nicaragua, donde el representante oficial, ministro encargado de temas de población, en el transcurso de un banquete le espetó: "Las mujeres de Nicaragúa quieren tener muchos hijos para contribuir a levantar el país". Ella respondió: "Bueno, he estado revisando algunos estudios y he descubierto que aquí se produc.en muchos abortos ¡legales, hay muchas madres solteras queno desean tener, por supuesto, más hijos, embarazos en adolescentes que tienen que dejar el colegio y no quieren hacerlo, lo que demuestra una gran demanda de servicios de planificación familiar...". Las mujeres presentes aplaudieron. Su interlocutor le interrumpió: "¡Déjeme terminar!... quería pedirle su consejo". La directora del FNUP, cuenta, divertida, que la anécdota se transformó en un posterior encuentro, al más alto nivel, en -1 que se pusieron sobre el tapete los problemas demográficos del país centroamericano.

Cree que el organismo que dirige, financiado voluntariamente por muchos países, no es suficientemente conocido -"no vendemos tarjetas como la UNI-, CEF", dice con alguna sombra de ironía- funciona adecuadamente "por esa misma razón, ya que los países donantes no desen tirar.su dinero". Ella reclama más fondos, para conseguir el objetivo de estabilizar la población: "Necesitamos 2.000 millones de dólares más de aquí al año al año 2.000.

Ayuda "instrumental'

El informe sobre el Estado de la Población del FPNU de 1989 revela que los países en desarrollo, donde habita casi el 80% de la población del mundo, crecen en 84 millones cada año. Sus 4.000 millones de habitantes se habrán incrementado en 1.000 millones más en sólo 11 años. Los países industrializados crecerán alrededor de 65 millones en el mismo periodo, hasta la frontera del siglo XXI. El desmesurado incremento de los menos favorecidos si no se controla la natalidad -estabilizar la población dentro de un siglo es el objetivo-, supondrá un deterioro ecológico de catastróficas consecuencias, insiste Sadik, para poder sostener al triple de la población actual. El peligro se extiende a los países desarrollados, que temen la invasión masiva de gentes hambrientas. La contribución económica de las naciones industrializadas a los programas de población, ¿tendría un sentido instmmental? "Esta era una visión de muchos países desarrollados a principios de los años 70", dice Sadik. "Pero en muchas naciones de Asia, el control de la natalidad empezó antes de que el mundo industrializado iniciara su ayuda. Las aportaciones comenzaron en los últimos años 60. En esta década la situación ha cambiado mucho. Los países en desarrollo, en su 99%, piensan que el crecimiento que tienen es demasiado rápido para proveer a la población de medios adecuados para su mantenimiento% dice Safik, para quien el SIDA "no va a suponer un cambio ftindamental en el perfil demográfico, pese a lo que se esperaba".

El teólogo personal de Juan Pablo II, Carlo Cafarra y otras instancias -el Papa, incluidohan reiterado recientemente la ilegitimidad de los medios contraceptivos artificiales: usar la píldora es un acto homicida, dijoCafarra. Safik se muestra cautelosa: 'La religión sólo tiene inci-; dencia entre quienes no tienen absolutamente nada en este mundo y por eso están esperando que el panorama mejore en el otro. Parece que influye en las comunidades más pobres de los países más desfavorecidos, las más desinformadas, por un mecanismo mágico. Los sacerdotes y monjas de muchos países latinoamericanos facilitan, sin embargo, medios contraceptivos a la población. En los países industrializados, incluso si son católicos, la gente actúa como quiere", manifiesta Sadik. Juan Pablo II colaboró, a través de un escrito en 1984 con el FPNU, con ocasión de su conferencia mundial, .y se refirió a la paternidad responsable, pero siempre con métodos como la abstinencia..."

«Las mujeres tienen valor en sí mismas y por lo tanto, deben tener control sobre sí mismas. Debe ser la decisión de la mujer si quiere tener cinco hijos o no tener ninguno. Ahora mismo, la mayoría de las mujeres en los países en desarrollo no tienen esta opción. Tienen hijos porque eso se espera de ellas, y nunca toman decisiones acerca de sí mismas", concluye.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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