Millares de estudiantes ocupan el centro de Pekín para recibir a Gorbachov
Millares de estudiantes, ansiosos de democracia y en parte hambrientos y excitados, ocupaban esta madrugada el centro de Pekín y, tras el fracaso de un intento negociador con las autoridades, se disponían a dar la bienvenida al líder soviético, Mijail Gorbachov, que llega hoy a la capital china.
Las autoridades temen que la protesta juvenil pueda alterar el desarrollo de la cumbre chino-soviética, la primera tras 30 años de recelos entre los dos colosos del comunismo mundial. La reunión servirá para normalizar las relaciones de Estado y de partido entre ambas naciones. El Gobierno chino apeló ayer a los estudiantes para que guardaran la calma, mientras en la plaza de Tiananmen, el centro neurálgico de la capital, más de mil universitarios continuaban la huelga de hambre iniciada el sábado a mediodía para reclamar las libertades políticas. Los huelguistas comenzaban a dar muestras de agotamiento, y quienes desfallecían eran sacados en ambulancia de la plaza, cuyos accesos habían sido cortados al tráfico, con excepción de las bicicletas. Una delegación gubernamental se entrevistó por la tarde con representantes estudiantiles para intentar solucionar el conflicto y abrir una vía de diálogo, pero el intento fracasó al no satisfacer el Gobierno la petición de publicar íntegramente las conversaciones y enviar a la plaza al primer ministro, Li Peng, y al secretario general, Zhao Zhiyang, dijo un portavoz estudiantil. "Los estudiantes quieren cambiar el sistema y el terreno en el que se alimenta la dictadura. Queremos hacer lo que Gorbachov ha hecho", decía hoy de madrugada un estudiante de telecomunicaciones, que, como otros de sus compañeros, temía una intervención de la fuerza pública para "limpiar" la plaza en la que hoy será recibido el máximo dirigente soviético.
La democracia, causa común
"La democracia es nuestra causa común", era la leyenda, escrita en chino y en ruso, de una de las múltiples pancartas mostradas ayer en Tiananmen. En bicicleta o a pie, estudiantes de más de treinta universidades e institutos de Pekín, Shanghai, Tienjin y de otros lugares, provistos de viseras y cintas, llegaron para dar su respaldo a los compañeros que mantienen el ayuno.Gorbachov y su esposa, Raisa, que van a recibir de las autoridades chinas el exótico regalo de un par de abrigos de piel de ganso, llegarán a mediodía, acompañados de una numerosa delegación en la que figuran el ministro de Asuntos Exteriores, Edvard. Shevardnadze, y el jefe de la comisión internacional del Politburó, Alexandr Yakovlev, el arquitecto de la glasnost (transparencia), y regresarán a Moscú el jueves, después de realizar una visita de cinco horas a Shanghai, la segunda ciudad de China. Ese día está previsto que fondeen allí varios barcos de guerra de la Marina norteamericana en una visita de cortesía. Muchos analistas interpretan esta coincidencia como un claro deseo por parte china de recalcar que su actual política exterior es independiente de las dos superpotencias y que la reanudación de relaciones con la URSS, primer país que reconoció a China en 1949, no significa el retorno a la alianza de los años cincuenta. Los propios soviéticos son los primeros en decirlo. "Partimos de la realidad de que no podemos volver a las relaciones de hace 30 años. Ellos y nosotros hemos acumulado durante todo este tiempo mucha experiencia, y coincidimos en que no puede haber un solo modelo de socialismo", afirma Nikolai Efimov, subjefe del departamento de ideología del PCUS.
La histórica visita de Gorbachov a China es la piedra angular de su política de apertura hacia Extremo Oriente, y el resultado de haber cumplido con las tres condiciones impuestas por China: retirada de Afganistán, compromiso de solucionar el problema de Camboya y reducción de tropas en la frontera chino-soviética.
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