La Corte Suprema de EE UU debate con gran expectación la limitación del aborto
Los nueve jueces del Tribunal Supremo de EE UU -entre ellos una mujer, Sandra Day O'Connor, cuyo voto puede ser decisivo- escucharon ayer, durante una hora, los argumentos de un caso que puede limitar el derecho al aborto en este país, devolviendo su regulación a los Estados. Los magistrados no decidirán hasta el verano, pero la vista de ayer, seguida apasionadamente por la opinión pública, ha abierto la batalla política y social más divisiva en EE UU desde hace un cuarto de siglo.
Las dos facciones que chocan en el caso del aborto (el 49% de la población desea que siga siendo legal, el 39% desearía restringir el derecho y el 9% prohibirlo totalmente) acudieron ante las escalinatas del imponente templo de estilo griego que alberga al Supremo en Washington, para exponer a voces y a golpe de pancarta sus puntos de vista. La policía detuvo a varios manifestantes.Unos, con perchas (instrumento siniestro de aborto en la época de la prohibición), recordando que un paso atrás supondría la vuelta a los abortos clandestinos y a la criminalización de médicos y abortistas. Y otros, los pro vida, con espeluznantes fotografías de fetos abortados y carteles de "salvad a los bebés" con la cifra de 4.400 abortos que se calculan diariamente en EE UU. Muchas mujeres habían hecho cola durante toda la noche para acceder al interior del tribunal y a alguna de las 400 plazas disponibles para abogados, periodistas y público. Televisiones de EE UU y extranjeras acamparon frente al Supremo. En el interior del tribunal se estaba haciendo historia con la apertura de la vista oral del caso Webster (el fiscal general del Estado de Misuri), contra Reproductive Health Services (una clínica que practica abortos).
Ley de Misuri
Ésta ha llevado al máximo tribunal una ley de Misuri que, declarando que "la vida comienza con la concepción", restringe el derecho al aborto, prohibiéndolo en clínicas públicas y con fondos públicos y obligando a los médicos a realizar una prueba de viabilidad a los fetos de 20 semanas. Y que, en su opinión, es anticonstitucional porque vulnera la famosa decisión "Roe versus Wade", de 1973, en la que el Supremo declaró legal el aborto en este país afirmando que el derecho constitucional a la intimidad es "suficientemente amplio para amparar la decisión de una mujer a concluir o no su embarazo".El caso cuya presentación legal tuvo lugar ayer, con media hora de argumentos para cada una de las partes, es una prueba histórica para una decisión que se creía ya jurisprudencia firme. Hay muchas posibilidades de que, en una solución ecléctica, los nueve jueces, aceptando parte de la ley de Misuri, opten por conceder a los Estados más poderes para regular el aborto.
Los antiabortistas, organizados en una verdadera guerra santa, que incluye bombas contra las clínicas que realizan abortos, y apoyados por el presidente George Bush, que ha pedido, a través del ministro de Justicia, al Supremo que anule la ley Roe, ven por fin la luz al final del túnel. Y si el Supremo devuelve a los Estados el poder para regular el aborto, que sin embargo seguiría siendo legal, se abriría una larga batalla política. Ya se estima que al menos 10 Estados, de los 50, prohibirían o limitarían el aborto.
Pero los antiaborto confian en que el equilibrio del tribunal, trufado por Ronald Reagan con jueces muy conservadores, puede darles la razón. En 1973, "Roe contra Wade" salió adelante por siete votos contra dos. Cuatro de los magistrados que votaron entonces a favor de legalizar el aborto aún se sientan en el Supremo, pero tienen más de 80 años. En 1986, la última vez en que se vio un caso similar, el derecho se reiteró, pero sólo por cinco votos frente a cuatro.
Los abogados del Ministerio de Justicia se subieron ayer al carro del Estado de Misuri, argumentando durante 10 minutos a su favor. Todos los ojos están puestos en Sandra Day O'Connor, 59 años, conservadora, designada por Reagan para el Supremo. A pesar de que afirma que el aborto es para ella "personalmente repugnante", nunca ha sugerido que las mujeres, en ningún caso, no tengan derecho a abortar.
El presidente del Supremo, William Rehnquist, y Byron White ya disintieron en 1973 de la opinión mayoritaria en el caso Roe (Norma McOrvey, una mujer pobre a la que se le negaba el aborto en su Estado de Tejas y que acudió al Supremo, que legalizó el derecho al aborto). Otros dos jueces designados por Reagan, Antonin Scalia y Anthony Kennedy, se cree que son contrarios a "Roe". Este recuento (cuatro a favor y cuatro posiblemente en contra) produciría un empate que resolvería O'Connor.
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