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Abierta al público en Roma una pirámide de la época de Augusto

Durante cinco horas, 20.000 personas visitaron el monumento funerario del año 12 antes de Cristo

Juan Arias

Más de 20.000 romanos se apiñaron el lunes pasado en torno a la pirámide Cestia, colocada desde hace 2.002 años al lado de la Porta San Paolo y que por vez primera había sido abierta al gran público desde hace 350 años. Curiosamente, incluso muchos romanos no sabían que aquella pirámide blanca que veían casi todos los días era verdaderamente antigua, del año 12 antes de Cristo, levantada por el tribuno Cayo Cestio en honor del emperador Augusto.

La gente que corría a Egipto para ver una pirámide verdadera ha descubierto que Roma, que cuenta con 13 obeliscos egipcios verdaderos, posee también una pirámide auténtica.La pirámide sólo se podía visitar con un permiso especial, hasta que el arquitecto Cesare Esposito, el mismo que ha producido nevadas artificiales sobre Roma y que defiende el derecho a que la antigua capital de los césares pueda ser objeto de entretenimiento para la gente, ha logrado que, "sólo por una vez", la puerta de la pirámide romana se abriese al público durante cinco horas.

Y acudieron 20.000 personas, la mayor parte jóvenes, a pesar de que media Roma se había ido al campo.

Y eso que dentro de la pequeña pirámide -que está como fue encontrada en 1663, con el suelo aún cubierto de tierra y con restos de pinturas del 700 de Pietro Santi- prácticamente no hay nada.

En realidad, el interior de la pirámide está aún por descubrir, y ahora se habla de hacer excavaciones e investigaciones. Sin embargo, la gente esperó en fila, pacientemente, horas y horas para poder tener la emoción de entrar en algo hasta ayer impenetrable para el gran público.

Ayer, los grandes diarios comentaban que el hecho es significativo en una ciudad que es toda ella un museo, pero donde al mismo tiempo el aspecto cultural está completamente abandonado desde hace lustros. Los museos se caen a pedazos, los horarios de visitas son imposibles, y hay tesoros enteros almacenados en bodegas porque no se sabe qué hacer con ellos, como por ejemplo el Anticuarium del Ayuntamiento (60.000 objetos que ilustran la vida cotidiana desde los orígenes hasta el final del mundo antiguo) o bien el Museo Torlonia cuyas 77 salas han sido transformadas en 93 pequeños pisos por el propietario, mientras que las 620 esculturas griegas y romanas que constituían la colección privada más importante de arte antiguo del mundo están amontonadas en los bajos como desechos de almacén. El propietario, que había sido condenado, ha sido ya amnistiado.

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