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Dos viudas y una madre, contra la 'ley de impunidad' en Uruguay

Tres mujeres con un objetivo común: impedir el olvido

, ENVIADO ESPECIAL, Tres mujeres uruguayas -dos viudas de parlamentarios asesinados y la madre de una desaparecida- presiden la Comisión Nacional por el Referéndum y son la representación palpable de la tragedia vivida por Uruguay durante la dictadura. La Comisión Nacional por el Referéndum ha conseguido, tras reunir más de medio millón de firmas, que sea el pueblo quien decida mañana si los crímenes cometidos por militares y policías durante la dictadura quedan impunes o deben ser perseguidos por la justicia civil.

Podrían pasar desapercibidas, como unas mujeres de clase media, de las que pasean por las calles céntricas de Montevideo, preocupadas por sus nietos o si alcanzará a fin de mes el dinero antes de ser devorado por la inflación. Lo ocurrido en Uruguay entre 1973 y 1985, un paréntesis dictatorial en el país que un día había merecido el calificativo de la Suiza de América, marcó para siempre la vida de estas tres mujeres: Elisa Delle Piane, Matilde Rodríguez Larreta y María Esther Gatti.Elisa, de 64 años, dice con una sonrisa que parece pedir disculpas, que su profesión es "sólo ama de casa" y ríe abiertamente cuando añade: "Tengo diez hijos". Como consecuencia de la diáspora, desencadenada por la dictadura, varios hijos y nietos de Elisa están repartidos por el mundo. Un hijo vive en Francia y es redactor de la agencia France Presse, otra hija en Mallorca, dos en Buenos Aires y el resto en Montevideo. Vive Elisa de 100.000 pesos (menos de 23.000 pesetas) de la pensión que percibe como viuda del senador uruguayo Zelmar Michelini, asesinado en su exilio de Buenos Aires el 21 de mayo de 1976.

Cuando le secuestraron, en un hotel del centro de la capital argentina, el senador residía allí con un hijo. Elisa vivía en Montevideo porque otra hija estaba en la cárcel y la acusaban de pertenecer a la organización guerrillera Montoneros. Esta hija permaneció encarcelada desde 1972 hasta 1985. Tres días después de su secuestro, el cadáver de Michelini apareció junto con otros tres asesinados, en el interior de un coche.

Matilde, de 48 años, es madre de cinco hijos y tiene ya un nieto, trabaja en el departamento de informática de una empresa pública y su sueldo no llega a 45.000 pesetas mensuales. El mismo operativo criminal que acabó en Buenos Aires con Michelini puso fin a la vida del marido de Matilde, Héctor Gutiérrez Ruiz, presidente de la Cámara de Diputados y dirigente del Partido Nacional (blanco).

Secuestrado en su casa

El informe Uruguay, nunca más explica que "el 18 de mayo de 1976 Héctor Gutiérrez Ruiz fue secuestrado de su hogar en un violenta operación nocturna. La puerta del apartamento donde vivía con su esposa y sus cinco hijos fue derribada a golpes por una persona vestida de civil, que luego sería identificada por muchos de los testigos que estuvieron detenidos en Automotores Orletti. Alrededor de cinco personas irrumpieron en provistas de armas de fuego".Automotores Orletti fue una prisión clandestina en Buenos Aires, una checa donde fueron internados, torturados y asesinados algunos de los uruguayos que se habían exiliado en Argentina. El cadáver de Gutiérrez Ruiz apareció junto con el de Michelini y el informe de la autopsia es casi idéntico. Hoy los dos parlamentarios asesinados dan nombre a dos calles del centro de Montevideo, pero los asesinos andan sueldos y seguirán libres a no ser que mañana la ley de caducidad, que consagró la impunidad de los crímenes de militares y policías, quede sin efecto con el resultado del referéndum.

María Ester Gatti tiene 71 años y es una maestra jubilada, que todavía da clases de geografía, porque le gusta la enseñanza y también para aumentar sus ingresos. Su pensión es de sólo 100.000 pesos (22.500 pesetas) y por su trabajo de maestra ingresa otros 65.000 pesos. Sabe María Ester que todavía le queda un familiar próximo con vida, después de que su única hija desapareciese con su marido y su hijita de 18 meses, el 27 de febrero de 1976 en Argentina. La hija y el yerno fueron sin duda asesinados, pero María Ester sabe que su nieta, que hoy tiene 14 años, está en poder de un individuo que después de la caída de las dictaduras del Río de la Plata, se refugió en Paraguay y ahora se esconde, probablemente, en Brasil.

Vieron a la niña

La hija y el yerno de María Ester militaban en Resistencia Obrera Estudiantil (ROE), un grupo de ideología anarquista. Explica que tres días después del secuestro, otros vieron a su hija con la niña en Automotores Orletti. Tras la caída de la dictadura argentina, María Ester recibió la información de que la nieta estaba en poder de un individuo llamado Furci, que había trabajado para los servicios secretos. Los tribunales argentinos ordenaron que se verificase una prueba hematológica para determinar la afiliación de la niña. Al recibir la notificación judicial, Furci huyó. Su pista volvió a encontrarse en 1987 en el Paraguay todavía presidido por el dictador Alfredo Stroessner. "Con la nueva situación en Paraguay, Furci ha desaparecido y, hay rumores de que puede estar en el sur de Brasil", explica María Ester."Nosotros miramos al futuro", dice , porque no queremos en Uruguay una sociedad dividida en dos sectores: uno que puede obrar de la manera más cruel, atentando contra los derechos humanos y cometiendo delitos de lesa humanidad, y otro que comete delillos insignificantes y son perseguidos por ello. Eso sería dividir la sociedad en dos sectores. Si establecemos la justicia y la verdad 'de los hechos ocurridos, la justicia y la verdad nos llevarán a la paz".

La viuda de Michelini, Elisa, dice que no se sentiría agraviada si mañana no triunfa el no a la ley de caducidad. "Cuando empecé con esto", asegura, "lo hice un poco por lo mío. Me sentí acompañada por el pueblo y comprendi que esto contribuía a la consolidación de la dernocracia". No cree Elisa que se produzca un voto de castigo al Gobierno en relación con el referéndum: "No pienso que las cosas vayan por ahí. La autoridad influye pero el pueblo uruguayo tiene un gran sentido de la dignidad".

La viuda de Gutiérrez Ruiz dice que "olvidar es imposible. Las heridas están recientes. Los partidos políticos prometieron hacer justicia y la ley de amnistía aprobada en 1985 excluía expresamente a los militares y policías que cometieron crímenes crueles y aberrantes. Todos lo aprobaron en 1985 y acordaron que se aplicáría la justicia civil".

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