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El banquero Koskotas acusa a Papandreu de corrupción

George Koskotas, de 34 años, ex propietario del Banco de Creta, que espera en una prisión norteamericana la extradición a su país de origen, Grecia, ha efectuado unas explosivas declaraciones a la revista Time que se resumen a continuación. Según Koskotas, el primer ministro griego, Andreas Papandreu, y otros dirigentes del gobernante Partido Socialista Panhelénico (PASOK) recibieron miles de millones de pesetas en pagos ilegales de fondos escamoteados a su entidad bancaria. Papandreu, afirma, autorizó personalmente la operación de saqueo del banco. El banquero implica directamente al acosado jefe del Gobierno en una amplia corrupción que se extendía a pinchar los teléfonos de los dirigentes de la oposición, silenciar los periódicos hostiles y utilizar fondos ¡legales para fines privados.

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La Prensa, el Banco de Grecia, un magistrado y el Parlamento están escarbando en numerosas acusaciones de corrupción, intentando desvelar cómo más de 210 millones de dólares (unos 24.000 millones de pesetas) desaparecieron del Banco de Creta. Cargos de estafa, cobro de comisiones ¡legales y sobornos y de tráfico de puñados de billetes en misteriosos maletines se han lanzado contra altos funcionarios.Papandreu aún no ha testificado, pero niega toda implicación en "una conspiración que pretende herir a Grecia". Quedaba por oír a la figura central del caso, George Koskotas, de 34 años. Ahora, tras huir de Grecia, se encuentra encarcelado en una prisión de Salem, en el Estado norteamericano de Massachusetts, por delitos cometidos en Estados Unidos (robo y utilización fraudulenta de nombres ficticios, entre otros), y se enfrenta al riesgo de extradición por haber, supuestamente, expoliado a su propio banco. Rechoncho, con ojos oscuros y penetrantes y una voz suave, Koskotas, nacido en Grecia y que llegó a EE UU con sus padres en 1970, no es un estafador vulgar. Además del Banco de Creta, es el propietario de Grammi, un floreciente imperio periodístico que controla cinco revistas, tres periódicos y una emisora de radio. Hace un año, compró el más popular equipo de fútbol de Grecia, el Olimpiakos.Koskotas se ha decidido a hablar. Su principal motivo para hacerlo, asegura, es el miedo de que, una vez devuelto a Grecia, pueda desaparecer tras los barrotes de la prisión, o ser asesinado y que se declare que ha sido un suicidio para que no pueda presentar su propia versión de los hechos.Sus acusaciones son explosivas, aunque difíciles de probar. En seis entrevistas con Time, describe un Gobierno socialista horadado por la extorsión y la criminalidad. Asegura que millones de dólares evaporados de su banco fueron a parar a Papandreu y a dirigentes del PASOK. El primer ministro, dice, autorizó personalmente el plan para el saqueo del Banco de Creta.

El plan era audaz. Los dirigentes del PASOK ordenaron durante tres años a corporaciones estatales que transfirieran importantes depósitos desde los grandes bancos al de Creta, privado y, por entonces, de escasa importancia. Koskotas remuneró estos fondos al 2% o el 3%, cuando lo habitual es el 15%. La diferencia se escamoteó y fue a parar a los políticos, asegura.

El año pasado, afirma Koskotas, unos 40 envíos de dinero, en carteras azules repletas de billetes de 5.000 dracmas (unas 4.000 pesetas) fueron a su residencia. Allí entregó el dinero a un confidente de Papandreu, George Luvaris, quien, según el banquero, lo hizo llegar al primer ministro. Las operaciones se hicieron semanalmente y alcanzaron más de 3.000 millones de dracmas. Él personalmente, dice, llevó 500 millones de dracmas al domicilio del viceprimer ministro, Agamenón Kutsolorgas. En el Banco de Creta, añade, media docena de dirigentes del PASOK recibieron dos veces al mes carteras repletas de billetes por un total de 1.500 millones de dracmas.

Cincuenta auditorías que podrían haber descubierto el embrollo fueron paralizadas por el PASOK, dice Koskotas, en dos ocasiones mediante llamadas directas de Papandreu.

El banquero recuerda claramente sus entrevistas con Papandreu, cinco veces a solas en la residencia del primer ministro, en Kastri, y una en la casa de un íntimo del líder socialista, Michalis Ziangas.

Papandreu parecía disponer de información confidencial. Según Koskotas, hizo pinchar los teléfonos del jefe de la oposición, el conservador Constantinos Mitsotakis, y de directores de periódicos hostiles. "Conozco todos sus planes", asegura Koskotas que le dijo con orgullo.

Fieles a Papandreu fueron contratados, como directores de las publicaciones del grupo Grammi. "Tenían orden de no criticar al primer ministro, ni siquiera en caricaturas", dice Koskotas, quien añade que el líder del PASOK le pidió que comprara los periódicos hostiles. En su segunda reunión, a comienzos de 1987, el líder socialista, dice el banquero, le presionó para que adquiriera el prestigioso diario Kathimerini. Así lo hizo. La idea de comprar el Olimpiakos partió también, dice, de Papandreu.

Cambio de rumbo

Durante dos años, según el banquero, los pagos fueron hechos al PASOK, no a Papandreu. Pero en octubre de 1987 Koskotas viajó a Washington, donde fue detenido en cumplimiento de una orden judicial de seis años atrás. Salió de la cárcel tras pagar un millón de dólares de fianza y regresó a Grecia después de haber mentido en la Embajada para obtener un documento de viaje. Ya en Atenas, afirma, el primer ministro le llamó y le advirtió que podía ser encarcelado por violación de pasaporte. Le dijo que no tenía que preocuparse.... pero con ciertas condiciones. Se acercaban las elecciones y el PASOK necesitaba 5.000 millones de dracmas. "Me di cuenta de que era un abierto chantaje", afirma. Hasta entonces había creído que los pagos eran el precio de hacer negocios en Grecia.Dos semanas más tarde, añade, Papandreu le pidió 200 millones de dracmas para un festival juvenil del PASOK. En los meses siguientes, le hizo otras dos peticiones similares para "acontecimientos del PASOK". Pronto las exigencias de Papandreu y Kutsogiorgas se hicieron más apremiantes.. más personales. Papandreu quería silenciar un crítico libro de memorias de su primera esposa, Christine. Koskotas pagó 90.000 dólares por los derechos de publicación. Luego se hizo pública la relación entre el primer ministro, de 69 años, y la ex azafata Dimitra Liani, de 33. Un semanario de izquierdas, Evdomi, publicó desnudos de su compañera. Koskotas tuvo que comprar la publicación, asegura, y luego la cerró.

Después le tocó el turno a Margarita, la esposa del primer ministro, que quería divorciarse, pero que, supuestamente, pedía 100 millones de dólares. Papandreu solicitó al banquero que fuera reuniendo de 10 millones a 20 millones, para empezar.

Para entonces, el escándalo era ya imposible de tapar.

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