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El mensajero del miedo

Agamerión Kutsogiorgas, una vez que el gobernador del Banco de Grecia empezó a presionar para que hubiese una auditoria a fondo del Banco de Creta, dijo a George Koskotas, según éste, que la investigación no se podría parar. La respuesta del financiero fue: "Si yo soy destruido, todos seremos destruidos. Ya sabes lo que encontrarán en el banco".Pronto, 40 policías empezaron a vigilarle. Koskotas temió que le asesinaran. Un día, tras ser advertido de su inminente detención, se escondió en la parte trasera de un camión y pudo salir sin ser visto de la sede de su imperio editorial. Huyó del país y emprendió un viaje desesperado a través de tres continentes que, tres semanas después, terminó en Estados Unidos, donde fue detenido.

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Cuando ya estaba en la prisión de Saleín le comenzaron a llegar, a través de llamadas a su domicilio que atendía su esposa, las peticiones de sus antiguos cómplices de que guardara silencio. Uno de ellos, Yanis Mantzuranis, aseguró, según Koskotas: "Les conozco mejor que George. No dudarían en hacer cualquier cosa". Según la misma versión, Mantzuranis temía por su propia vida y afirmó: "Estoy en peligro, no salgo de noche, ya no vivo en mi casa".

Koskotas asegura que esas palabras fueron el eco de su propio miedo. Fue entonces cuando, desoyendo todos los consejos, se decidió a hablar.

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